






Dos sacerdotes católicos fueron secuestrados esta noche del 16 al 17 de julio, hacia las 22 horas, en su convento, en la parroquia de Bunyuka. Se trata de los abates Charles Kipasa y Akilimali, de la diócesis de Butembo-Beni.
Este acto de secuestro fue acompañado por el pillaje de dos vehículos, de dos motos, y de varios bienes de la parroquia que los asaltantes consiguieron embarcar en los dos vehículos que había allí. Esta escena horrible se desarrolló en la noche misma en que la parroquia acababa de celebrar su fiesta parroquial.
Desde muy temprano esta mañana, el Movimiento Nacional para la Revolución (MNR) ha considerado aclarar a la opinión pública que él no está implicado en esa acción innoble, y condena firmemente ese secuestro que ha tenido por objeto a los dos servidores de Dios.

Conviene recordar que el golpe recibido con este acto de secuestro recuerda otro caso que se produjo en la noche del 19 al 20 de octubre de 2012 en Mbau, con el secuestro de tres sacerdotes católicos asuncionistas, que están desaparecidos hasta la fecha, y de cuyo dolor se resiente aún todo el ámbito de la diócesis de Butembo-Beni.
Después del secuestro, se tocaron enseguida las campanas. Los cristianos llegaron numerosos al presbiterio. Al momento de esta redacción aún permanecen allí.
Mientras tanto, nos enteramos de que los dos vehículos de la parroquia han sido hallados abandonados en el Graben, sobre la carretera de Karuruma. Se prosiguen la búsqueda en esos bosques en todos los sentidos.

Algunos testigos aseguran que los asaltantes estaban con uniformes militares. ¿Sería acaso una primera tentativa de intimidación contra la Iglesia por su último mensaje pidiendo al pueblo que se levante y se haga cargo de sí mismo?
Aquí, o en todas partes a través de la República Democrática del Congo, la Iglesia católica tiene razón, sin embargo, de quejarse de los actos de sabotaje, de la inseguridad, de las profanaciones, y de los ataque dirigidos contra ella por parte de los hombres armados, comanditados con frecuencia por el poder local.
Desafortunadamente, el poder se arriesga a darle al pueblo la ocasión de levantarse con esos actos de barbarie contra sus pastores.
En el caso que nos concierne, convendría que la población aumente su vigilancia para descubrir la red de malandrines que han cometido este acto innoble en la parroquia de Bunyuka. Más que nunca tienen una razón más de permanecer en pie firmemente para una toma de cargo de sí mismos.
Kambale Oscar
Butembo.
©Beni-Lubero Online.





