





El camino que lleva a las elecciones en la República Democrática del Congo está lleno de asechanzas. Todas las razones de júbilo, como el anuncio abierto de Joseph Kabila de retirarse de la carrera hacia un tercer mandato, prohibido por la Constitución, sólo han levantado una alegría efímera.
Queda mucho todavía por hacer en el cuadro de la lucha para conseguir unas elecciones libres, inclusivas, creíbles y transparentes. La alianza política en el campo de la mayoría en el poder continúa dudando en dejar el paso libre hacia la organización efectiva de unas elecciones, tales como las previstas para el 23 de diciembre de 2018.
Por fuentes muy dignas de fe se sabe de las nuevas maniobras del Jefe del Estado con el presidente de la CENI, el abogado Corneille Nanga, pidiéndole que retrase los escrutinios. Maniobras tendientes a fijar las próximas elecciones lo más pronto para el 23 de junio de 2019. Lo que da lugar a un plazo suplementario de seis meses para permitirle al poder depredador tomar posiciones.
Han preparado dos álibis para justificar esta nueva asechanza. Lo primero consiste en evocar la insuficiencia de medios financieros necesarios, así como problemas logísticos. La segunda razón consiste en evocar los problemas de seguridad. Se comprende así el rechazo del gobierno para buscar el apoyo financiero extranjero a las esperadas elecciones, lo que es producto de una bien dosificada estrategia para retrasar los escrutinios. Y lo mismo en cuanto al problema de la seguridad en el país por una invisible mano del poder local.
Las fuentes consultadas en el círculo de la presidencia de la República precisan que la oficina de la CENI ha sido obligada a mandar una nota al Parlamento pidiendo el retraso de las elecciones hasta el 23 de junio de 2019, proponiendo al mismo tiempo un cronograma que será discutido en la Asamblea Nacional desde la apertura de la próxima sesión parlamentaria, que debería abrirse el 15 de septiembre de 2018.
Si es ése el plan que se está maquinando, el pueblo congoleño tiene razones de más para inquietarse. En efecto, los diputados estando en el bolsillo del poder, a causa de la macro corrupción que ahí reina para comprar conciencias, no se ve ya ningún obstáculo que pueda impedir la conspiración de la CENI a través de su manipulador. Es importante y urgente que el pueblo congoleño multiplique su vigilancia ante esta persistente amenaza que aleja cada vez más la esperanza que llegue una nueva era para el país, cuya clave consiste en la alternación del poder.
Kazadi
Kinshasa
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