





¿Cuántas veces habrá que avisar al pueblo congoleño, y a los observadores internacionales, de que un fuego ardiente flambea al borde de sus puertas, pero bien camuflado, y que no tardará en inflamarse prendiéndolo todo? Hay estrategias muy sofisticadas ya en marcha para transformar a euforia del pueblo congoleño (luego de la designación del delfín de Kabila) en una desoladora lamentación. Nos sentimos obligados a denunciar esta veleidad que está tejiendo todo para transformar la esperanza del pueblo en una beata esperanza, antes de que sea demasiado tarde.
Efectivamente, el equipo de investigación de BLO insiste con consternación en hacer pública la decisión final del presidente congoleño Josep Kabila que, a pesar de la presentación de su delfín, continúa jurando a su entorno « que no dejará el poder y que no habrá elecciones » en las que se sueña para el 23/12/2018. El cálculo del plan que tiende a borrar de las mentes una eventual elección en diciembre de 2018 tiene en cuenta varios escenarios, pero siempre con los mismos actores.
1. Joseph Kabila y Paul Kagame concluyeron un « deal » (pacto)
El 26 de julio de 2018 la Sra. Louise Mushikiwabo, jefe de la diplomacia ruandesa, ha efectuado una misión en Kinshasa. Nada ha filtrado oficialmente de las profundidades del contacto, sino la búsqueda de esta última de una ayuda para sostener su candidatura a la presidencia de la Organización Internacional de la Francofonía. Lo que sí es cierto. Esto produjo una fase de concesiones donde cada parte debía jugar bien primero por sus propios intereses y luego por los intereses comunes específicos.
En ese cuadro, Kinshasa garantiza su apoyo a Mushikiwabo contra su adversario Michael, de nacionalidad canadiense, en la carrera por la presidencia de la OIF. En contrapartida, Kigali le garantizó a Joseph Kabila un apoyo irreversible para que no pierda el poder político contra las oleadas de reclamaciones por la alternancia que no cesan. La parte ruandesa le ha hecho notar a Kabila que, fuerte ya por su posición a la cabeza de la Unión Africana, el presidente Kagame está haciendo mucho en este sentido, pero que aún no basta. Sería necesario todavía que Kigali conquiste la presidencia de la OIF para que Kagame tenga un poder casi completo sobre el destino actual de la R.D. del Congo. Ese es el argumento que habría ayudado a Mushikiwabo a ganar con el mínimo esfuerzo al apoyo del régimen de Kinshasa en favor suyo.
Ni Kagame ni Kabila tienen interés común de que se les retire inmediatamente el poder en Kinshasa. Ruanda teme no solamente la falta de ganancias que se desprenderá de la privación de toda posibilidad de continuar con el pillaje de las fuentes de recursos naturales del Congo, sino también el riesgo de ver al futuro régimen de Kinshasa apartarse de los endurecimientos susceptibles de aportar la parálisis o la ruptura diplomática con Kigali. De ahí todo el apoyo del presidente ruandés para que Joseph Kabila resista el mayor tiempo posible en el poder.
2. Kagame en una intensa diplomacia internacional hace el juego de Kabila
Desde que Ruanda accedió a la presidencia de la Unión Africana, el presidente Paul Kagame ha multiplicado las estrategias ante las comunidades regionales e internacionales para hacer creer que ha cesado de apoyar a Kabila en su visión antidemocrática y dictatorial.
BLO ha recogido suficientes informaciones según las cuales el presidente ruandés trata de hacer pasar esa mentira a la Organización de las Naciones Unidas, a la Unión Europea, a la Unión Africana y sus organizaciones regionales. En vista de que todas esas opiniones están persuadidas de que Joseph Kabila no sabría mantenerse por sí mismo contra la tempestad política actual, Kagame trata de lavarse acusando falsamente a Kampala de ser el único apoyo que contendría a Joseph Kabila. Hay que denunciar tal mentira con toda energía cuando se conoce hasta qué punto Uganda tomó distancia con el régimen de Kinshasa, a partir del momento en que la parte congoleña rehusó su colaboración (véase la reunión de Mbarara) para erradicar el terrorismo implantado por las autoridades de Kinshasa en la región de Beni, así como las masacres contra los civiles inocentes.
A fin de cuentas se descubrirá que dicho terrorismo es la obra conjunta de Kabila y Kagame, no sólo para mantener eternamente en el poder a Kabila, sino también para tratar de tumbar el régimen de Kampala, considerado como un obstáculo en el camino de sus ambiciones. Por eso Kabila y Kagame reclutarán entre los colaboradores de Museveni a personas que les abran el camino para alcanzar sus objetivos sobre Kampala. Hay que recordar aquí la triste historia que llevó a la detención del general Kallé Kayihura, antiguo jefe de la Policía de Uganda, con varios de sus colaboradores, como la mejor ilustración de que este asunto (Kabila y Kagame lo prepararon para desclasificar a Museveni con un golpe de estado).
Total, si hay un aliado privilegiado que preocupa al presidente Kabila y lo ayuda a no abandonar, no es ciertamente el presidente ugandés, sino más bien el de Ruanda. Al contrario, Museveni está colocado como blanco de su coalición por el hecho de que molesta su plan consistente en mantener a la R.D. del Congo y al pueblo congoleño bajo el régimen de su explotación.
3. En espera de las elecciones, Kabila opone la preparación de la guerra
Inspirado por su padrino-consejero de Ruanda, Joseph Kabila considera la violencia como la mejor estrategia contra el proceso electoral. Y actualmente estima que las opiniones congoleñas y extranjeras están totalmente distraídas por la presencia del delfín. Es pues el momento oportuno de sorprender a los ilusionistas con la explosión inesperada de la violencia.
Por eso, con el acuerdo de Paul Kagame, Joseph Kabila a envió a Shé Okitundu, Delhin Kahimbi y Kalev Mutond a recuperar a las ex-FAR y a los interahamwe que andan todavía por el Congo-Brazza. Mientras tanto, innumerables tropas de ruandeses son exportadas hacia Kinshasa, Kisangani, Goma, etc.
El retorno clandestino de los M23 de Uganda y de Ruanda ha sido bien encuadrado desde agosto de 2017; terminaron todos su reciclaje en los centros militares de Kitona y Kamina, y luego ha sido redesplegados en el seno de las FARDC en Bunia, Kisangani, Kinshasa, Goma, Bukavu, Beni, etc.
François Tuyihimbaze Rucogoza, antiguo cuadro (secretario ejecutivo) del M23, se ha responsabilizado para continuar el reclutamiento de nuevos combatientes, al servicio del duo Kabila-Kagame. Está activo en Ruanda y en Tanzania, pero también clandestinamente en Uganda, donde recluta sujetos ruandófonos a través de los campos de refugiados de Nikavale, Kiaka I y Kiaka II, en Cyangwale y a través de otras regiones que brindan la oportunidad como Mbarara, Kabale, Kanungu y Kisoro.
Por otra parte, Joseph Kabila ha abierto una vía que canaliza a los mercenarios de Tanzania, del Burundi y de Ruanda hacia el Congo, desde la época de la rebelión del M23 en 2013. Una de las realidades que parece de paradoja es el hecho de integrar a esos mercenarios, a la vez en el seno del ejército regular y en los grupos armados o milicias pro-Kabila. A modo de ilustración, los investigadores de BLO han descubierto que, en 2013, Kabila había hecho entrar en el Nord-Kivu a mercenarios en cantidad de un batallón, del que una compañía fue utilizada como refuerzo de los M23, mientras que el resto fueron incorporados en el ejército regular. BLO tiene las pruebas de que algunos de esos mercenarios que yacen hoy en las prisiones de Kinshasa, luego de ser capturados en los alrededores de Goma y en la región de Bunagana por las FARDC leales, entre los M23 en desbandada en noviembre de 2013 (por razones de seguridad, callamos sus identidades y las prisiones en que está detenidos).
4. Todo está listo para lanzar inmediatamente la guerra
Kabila está listo para lanzar inmediatamente la guerra contra el pueblo congoleño. Para este efecto, ha organizado un ejército especial y paralelo. Ha trabajado ampliamente para levantar este ejército apoyándose sobre los extranjeros (en particular los Tutsi ruandeses y el ejército de RDF), rebeldes y grupos armados, destruyendo así el verdadero ejército republicano.
El último arreglo a la cabeza de la jerarquía militar del país es una fuerte señal para el cumplimiento de ese plan. Todos los cuadros de mando del ejército y otros técnicos que podrían estimular un orgullo patriótico han sido descartados del servicio. El horror que se teme no consiste pues en este desclasamiento, sino más bien en el proyecto de eliminar sistemáticamente a todos esos valientes hijos de la patria ansiosos de defenderla, verdaderos militares congoleños a los que se vuelve pasivos.
He aquí algunos focos organizados para iniciar el fuego contra la RDC:
i- Los actores de la violencia preparados para la ciudad de Kinshasa son:
– las tropas ruandesas infiltradas y uniformadas como de las FARDC que constituyen la primera cintura de protección del presidente Kabila,
– los « Bana Mura » (milicias katanguesas pro-Kabila, integradas en la guardia republicana),
– los « Kuluna » (grupos de delincuentes urbanos encuadrados por el poder local en la ciudad de Kinshasa).
ii- Los actores preparados en el Nord-Kivu son:
– el M23 (en Goma, Rutshuru, Masisi, Nyiragongo, Beni),
– los falsos ADF (en el gran Nord-Kivu: Beni),
– los FDLR y los Nyatura (en Lubero, Masisi, Walikale, Beni, Rutshuru),
– el NDC-Renovado (en Walikale, Masisi, al sur de Lubero),
– los mercenarios venidos del África del Este (en Goma, Nyiragongo, Masisi, Rutshuru),
– los refuerzos ruandeses de RDF.
iii- Los actores preparados en el Sud-Kivu son:
– los rebeldes del Burundi como el FNL,
– los FDLR,
– los refuerzos ruandeses de RDF,
– los mercenarios del África del Este,
– los Mai-mai Malaika, que es un grupo armado sostenido por Emmanuel Ramazani Shadari, el delfín de Kabila.
iv- Los actores preparados en el Maniema:
– los Mai-mai Malaika de Emmanuel Shadari,
– los FDLR,
– los refuerzos ruandeses de RDF,
– los rebeldes del Burundi.
v- Los actores preparados en Ituri son:
– los inmigrados ruandeses basados en Boga, Tchabi, Shari, Ngongo, e infiltrados en Djugu y Mahagi,
– los M23 infiltrados en Berunda, en Bunia, en Djugu, en Aru y en Irumu,
– el FRPI (en Irumu),
– Kabila cuenta con resucitar las masacres de Djugu, actualmente en vela,
– los rebeldes sur-sudaneses del grupo del opositor Riak Mashar.
En plan de armamento, todas las grandes ciudades del país están provistas de cantidad de arsenal de guerra. Por ejemplo Kisangani, una de las mejores pruebas: más de 250 vehículos de operación militar acantonados, carros de combate, cantidades impresionantes de armas pesadas, centenares de toneladas de municiones, bombas y obuses en continuo camino. Las ciudades de Bunia, Goma, Lubumbashi, Kindu, Goma, Bukavu conocen similar realidad. Los aeropuertos internacionales de esas ciudades camuflan misiles antiaéreos… Joseph Kabila cree haber desplegado los medios necesarios para imponerse militarmente, a pesar de la aparente resignación que pretende manifestar en el campo puramente político.
Por otra parte, no hay que perder de vista que los rebeldes de la LRA y los Mbororo que eligieron domicilio en las provincias del Haut-Uélé y del Bas-Uélé han sido instalados en el territorio congoleño por el presidente Joseph Kabila desde 2006 como fuerzas de apoyo al régimen local.
Esos focos evocados bastan para entender que la explosión de fuego sobre el país ya no da tregua. Joseph Kabila finge ceder a la presión popular y de la comunidad internacional porque sabe dónde se encuentra el último recurso, en la ocurrencia la vía militar. Después de que él mismo haya iniciado la guerra en esos diferentes focos, como hizo en otro tiempo con el CNDP y el M23, cuenta engañar a los congoleños y a la comunidad internacional diciendo que el país se enfrenta a la hostilidad de los rebeldes. Lo que se convertirá en una razón mayor para justificar la suspensión del proceso electoral que debe tener lugar en diciembre de 2018.
Por eso, es en el cuadro de esa estrategia anti-electoral que Paul Kagame le habría aconsejado abstenerse de la última cumbre de Angola del 15 de agosto de 2018, a fin de evitar confrontarse a las proposiciones de sus homólogos de la sub-región que estipulan la necesidad de enviar tropas internacionales para liberar el terreno a los escrutinios libres, creíbles y transparentes, mediante la erradicación previa de los grupos armados, que harían difíciles esas elecciones. En efecto, los grupos apuntados son desafortunadamente los FDLR y los ADF, que son los aliados del actual régimen de Kinshasa.
Kazadi Joseph Bondeko
Kinshasa.
©Beni-Lubero Online.





