





Revelaciones tras revelaciones, pruebas y más pruebas sobre el verdadero escenario oficial en la tragedia de Beni. El viernes 12 de octubre de 2018, en una espesa obscuridad, un camión de las FARDC, el ejército oficial de la República Democrática del Congo, llega a Mayi-Moya por el eje Beni-Oicha y se detiene en plena selva, a tres kilómetros del centro de esa aglomeración.
Inmediatamente sale de la selva una multitud de persona, una columna de hombres de civil, y se suben al vehículo de las FARDC estacionado allí. Terminado el embarque, el camión se retorna en la misma dirección por donde vino llevando con toda discreción a sus pasajeros, ante la molesta vigilancia de los pobres habitantes de Mayi-Moya que sólo pueden mirar con impotencia esa puesta en escena del poder todopoderoso.
Bastaron dos días para ver a esos intrusos alcanzar su objetivo de modo espectacular. El lunes 15 de octubre de 2018 los que fueron recuperados en plena obscuridad en la selva reaparecerían públicamente en plena luz del día, no ya como bandidos fuera de la ley, sino bien vestidos con uniformes de las FARDC, como si viniesen de una formación militar del ejército. Un solo trazo podía aún descubrir su origen, sus perneras que no se habían podido quitar. Tomaron entonces a la vista de todo mundo la dirección de su maquis habitual, cada uno bien equipado con un chaleco antibalas, en fila india y pateando sus perneras como para burlarse de la población que había vigilado en vano esperando desenmascararlos a tiempo. Desafortunadamente, hay que comprender que nadie está autorizado a hacer cualquier acusación contra Jesucristo ante Dios Padre. Sí, la población de Beni muere con la ilusión de tener un padre que la puede proteger y ante quien se pudiera quejar de los « ADF ». ¡Ah! ¿Qué hacer cuando un padre sacrifica a sus hijos para liberar a un esclavo?
Pruebas sobre la responsabilidad de las autoridades congoleñas, civiles y militares, en las masacres de Beni no hay sino muchas que se han recogido. Pero, ¿quién está dispuesto a aceptarlas cuando incluso la comunidad internacional dimite y traiciona su ascendencia eligiendo explícitamente el campo de los cómplices? Sí, esa ha sido siempre la manera en que Kinshasa arma a los terroristas en Beni contra su propia población bajo la mirada cómplice y complaciente de la MONUSCO y de la comunidad internacional.
Jeanne d’Arc KAHINDO
Beni.
©Beni-Lubero Online.





