





¡Demasiado es demasiado! La población de Oicha, cabecera del territorio de Beni, explota de cólera en protesta contra la enésima matanza abierta, y sobre todo gratuita, de un civil por el ejército regular, es decir las FARDC. En la noche del 20 al 21 de noviembre de 2017, hacia las 20 horas, un joven inocente, el señor Kambale Kabuyaya Paulin, de 25 años de edad, ha sido asesinado por tres elementos con armas de fuego y uniformes de las FARDC.

La población no puede sorportar tan innoble crimen. Una manifestación popular se organizó enseguida espontáneamente. La población exige el retiro de las nuevas unidades de las FARDC, recientemente desplegadas en la zona. Esas tropas del ejército oficial congoleño se confunden del todo con los terroristas representados bajo el nombre de los ADF. Estos acontecimientos no podían sino adquirir amplitud, sobre todo en estos momentos en que el público dispone de pruebas irrefutables de la complicidad de las FARDC al lado de los matones de civiles de la región, lo se expone en estos días en las audiencias del proceso a los ADF en Beni.
La respuesta de los militares frente a dicha manifestación ha provocado otras víctimas, ya que los tiros con balas reales han causado heridos graves, que están actualmente sometidos a cuidados médicos.
El gobierno congoleño continúa traicionándose a través de las fuerzas públicas que utiliza contra su propia población. El Ejército y la Policía Nacional han perdido su ética profesional. Obran en contradicción con su estatuto de protectores y defensores de la población civil y de sus bienes. Se han convertido en carniceros humanos.
Se comprende entonces por qué las autoridades nacionales tergiversan enviando a Beni tropas de identidad y de orígenes dudosos. Desafortunadamente, son los elementos que la población local no quiere que continúen invadiendo la región, ya que se mezclan sin tregua a las masacres de los inocentes, y trabajan sin cesar para la evicción de los autóctonos.

Y cuando se declara tal confusión en la seguridad los enemigos comparten las mismas consignas de trabajo con este pseudo ejército del pueblo que hace irrupción entre PK23 y PK24 en la carretera de Mbau-Kamango para ajecutar sus tareas de rutina (los ataques y las masacres).
Se manifiesta un sola exigencia: que el gobierno releve y aleje de la región a todos esos militares de ideología invasiva y asesina, en particular la Brigada 31, que está confirmada como una tropa de exterminación de los autóctonos por razones políticas evidentes.
Castro Mulemberi Kyavahere
Beni
©Beni-Lubero Online.





