





La población local de Beni ha seguido con mucha atención el desarrollo de la « misión » de la delegación parlamentaria cuya finalidad se declaró oficialmente el 14 de octubre de 2018. Vemos hoy al sondear a la opinión pública que está cada vez más decepcionada en el momento en que por voz de nuestros diputados el público será finalmente informado de la identidad de los autores de las muertes que han exterminado a nuestros hermanos y hermanas en Beni. Vinieron en misión de búsqueda de información, como si el gobierno congoleño ignorase aun lo que está ocurriendo en Beni estos últimos años.
Hace cuatro años que están esperando con impaciencia todos los congoleños que la oficialidad dé informes precisos sobre la identidad de esos degolladores: nombre del grupo, origen, características sociológicas, motivaciones y objetivos, etc. Las autoridades jamás dieron satisfacción a esta espera, a pesar de la presencia masiva de sus fuerzas de defensa sobre el terreno. Al contrario, las intervenciones de las autoridades no cesan de mantener la confusión en los espíritus, confusión que se agrava cuando se constata que los efectivos y los medios logísticos de las tropas de las FARDC en la zona de operaciones son de lejos superiormente desproporcionadas con relación a las de los agresores; y sin embargo la situación de seguridad no cesa de evolucionar constantemente de mal en peor. Todas las opiniones están finalmente convencidas de que el poder local mandó matar al coronel Mamadou porque había mostrado que iba a terminar en pocos días con ese teatro del que nadie quería definir los límites de escena. Creemos también que el general Lucien Bauma sufrió la misma suerte porque con un puñado de soldados y en un tiempo récord (menos de 10 días) había eliminado al enemigo hasta destruirlo completamente. La resurgencia de los degolladores y su pretendido desbordamiento, tal como se observa en nuestros días, es un misterio del que sólo el poder local conoce la clave del secreto.
¿Por qué se habrá mantenido por largo tiempo la tesis de la acusación contra los autóctonos, calificados calumniosamente de asaltantes? Muchos inocentes han sido condenados y se encuentran aún en detención. ¿Por qué se han precipitado a hacer cargar con el peso de esos crímenes odiosos a Mbusa Nyamwisi? Fue, sin embargo, el primero en denunciar la ejecución del plan de un crimen organizado, reclamando encuestas internacionales independientes. ¿Por qué asistimos a esta maniobra incomprensible de atribuir todos los crímenes en curso a terroristas islamistas inventados de toda pieza? El poder local se las ha ingeniado hasta para hacer circular clips de video en ese sentido…
Sin embargo, las tropas del gobierno que están operando jamás mostraron una sola prueba de todos esos alegatos. Y eso que la bravura de la población víctima ayudó muchas veces a descubrir que los degolladores están formados por grupos de personas importadas bajo la cobertura y la protección de las poderosas manos del régimen local, y que los malhechores están apoyados por unidades terroristas del presidente Kabila infiltradas en el ejército nacional, que esos matones está provistos de uniformes de las FARDC y utilizan armas del mismo stock que el ejército oficial, que además hablan en kinyarwanda, lingala, swahili, etc. Hay que recordar que en muchas ocasiones las FARDC, enviadas aparentemente en operación de protección e defensa de la población civil, han rehusado ayudar a los civiles atacados, incluso después de recibir llamadas de socorro. Al contrario, con frecuencia se convirtieron en enemigos de los valerosos civiles que les deban la alerta de una amenaza de los asaltantes: las FARDC liberaban a los degolladores interceptados por la población, y cautivaban a inocentes ciudadanos para substituirlos por los asaltantes. El tribunal militar que había sido organizado en Beni por el general Mukuntu ilustra aún mejor esta realidad.
Todas estas peripecias han reducido al poder a la incapacidad de edificar al público sobre lo que es este fenómeno de los presuntos ADF en Beni. ¿Qué es lo que motiva entonces a nuestros diputados a decir con tanta facilidad y desenvoltura lo que el gobierno ha sido incapaz de decir durante cuatro años? ¡Nada que hacer! Han debido de ser motivados. ¿Pero cómo ser tan tontos para aceptar dar una palabra cuyo significado ellos mismos ignoran? Ya que en el momento en que el Honorable Nzangi se convierte en portavoz del ejército y del gobierno para declarar en su lugar que los degolladores de Beni se llaman MTM, es incapaz al mismo tiempo de darle una explicación al periodista que le pregunta qué significa eso.
¡No importa! Sólo retendremos una evidencia: el poder local ha puesto en ese sitio un grupo de personas para masacrar a nuestros compatriotas, luego de mil y una dudas, y teniendo en cuenta la presión de la opinión pública, hace llamar a esos bandidos con el nombre de Muslim Tabliq Movement, MTM. El gobierno congoleño piensa haber acabado así su argumentación para probar que existe un grupo terrorista islamista en Beni, cuyos terroristas son en realidad gente de las FARDC disfrazados de asaltantes. Son numerosas las pruebas, cercanas y lejanas, sobre esta puesta en escena.
Nuestros diputados se comportan pues como protectores de los verdugos de nuestros compatriotas. ¿Lo hacen a sabiendas, por un soborno, o inconscientemente? ¡Que se enteren bien de que el pueblo los está observando!
Jeanne d’Arc KAHINDO
Beni
©Beni-Lubero Online.





