





Oficina de Coordinación General.
COMUNIDAD YIRA-NANDE
Referencia geográfica:
Territorios de Beni y de Lubero
Provincia del Nord-Kivu,
En la República Democrática del Congo.
Beni, el 11 de Noviembre de 2016.
No..025/KY/11/16.
Al Excelentísimo Señor François Hollande,
Presidente de la República Francesa,
Palais de l’Elysée,
55 rue du Faubourg Saint-Honoré
75008 Paris
FRANCE
Objeto:
– Solicitud de una intervención militar de Francia para poner fin a las masacres de Beni.
– Solicitud de una encuesta penal internacional sobre los crímenes cometidos contra las poblaciones de los Territorios de Beni y Lubero.
Señor Presidente:
La Comunidad Yira ‘’Nande’’, autóctona de esos dos Territorios de la República Democrática del Congo, Provincia del Nord-Kivu, exasperada y horrorizada por las masacres en curso en los Territorios de Beni y de Lubero, ha tomado la decisión de dirigir hacia V.E. sus clamores de desesperación, y de solicitar la intervención del Ejército Francés para proteger a sus poblaciones, atacadas por una espantosa campaña de masacres. Desde hace casi dos años, familias enteras son masacradas aquí de una forma extremadamente cruel, y con mucha frecuencia a proximidad de posiciones del Ejército gubernamental (FARDC) que deja hacer, incluso cuando los que logran huir acuden a los soldados para suplicarles que intervengan.
Duran las masacres. El llanto y gemidos de las víctimas, acabados a machetazos, arma principal utilizada por los asesinos, llegan a los sordos oídos de las autoridades que no lo impiden. Las personas de la etnia Yira “Nande”, principal comunidad de los Territorios de Beni y Lubero, están en el punto de mira de los matones que afluyen de las vecinas Ruanda y Uganda. Operan de forma organizada, con un nivel de crueldad tal de deja ver una indiscutible motivación genocida. Los balances de la sociedad civil demuestran que más de 1.500 personas han sido asesinadas, mientras que 200.000 autóctonos, de una población de alrededor de 1.200.000 habitantes, han sido expulsados de sus tierras, inmediatamente reocupadas por los genocidas procedentes de Ruanda, bajo cualquier pretexto.
Los llamados de la sociedad civil, la movilización de la diáspora congoleña en toda su diversidad, las reacciones de varios elegidos de las circunscripciones de Beni-Lubero y de los miembros de la oposición en Kinshasa, han tropezado hasta ahora con el silencio, la indiferencia y la dejadez del Gobierno congoleño. Varias personalidades de Goma y de Kinsahasa han sido salvajemente golpeados por la policía y encarcelados por haberse atrevido a manifestar su solidaridad con las víctimas de las masacres, una actitud que demuestra la complicidad de la que se benefician los genocidas, a diferentes niveles del aparato estatal congoleño.
En el mismo Beni, varias decenas de asesinos, capturados y entregados a las autoridades, fueron puestos en libertad, según revela el Grupo de Expertos de la ONU sobre la R. D. del Congo en su informe del 23 de Mayo de 2016 (§ 205-207), que apunta a la voluntad de dejar que continúen las masacres. El pueblo Yira “Nande”, víctima de este holocausto, aun beneficiándose del apoyo de otras comunidades congoleñas, termina por persuadirse de que es víctima de un complot regional de fuerzas en la sombra, más o menos vinculadas con el régimen de Kinsahasa, decididas a eliminarlo mediante masacres, asesinatos, y desplazamientos forzosos, y la imposición de condiciones de existencia que conllevan su destrucción.
Como miembro el Consejo de Seguridad de la ONU y uno de sus garantes del respeto a la Carta de la ONU, adoptada luego de los horrores de los nazis en Europa, Francia no puede permanecer indiferente a la reedición de crímenes de tipo genocida, y de eso estamos bien persuadidos; este es el caso que se da en los Territorios de Beni y Lubero contra las poblaciones Yira ’Nande’’.
Francia, Señor Presidente, no sólo es un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Ella supo además demostrar su capacidad de poner fin a la angustia de poblaciones atrapadas por crisis que degeneraron en violaciones masivas de los derechos humanos. Fue a este título, por ejemplo, y en respuesta a los clamores de angustia del pueblo de Mali, que se inició la operación Serval, en Enero de 2013, evitando al pueblo de Mali caer en el caos djihadista. Realizó algo similar con la operación Sangaris, en Diciembre de 2013, en la República Centroafricana. Y mucho antes de las dos operaciones en Ituri (R. D. del Congo), en 2003, el cese de las violencias inter-étnicas entre Hema y Lendu, que fue principalmente obra del Ejército francés en el cuadro de la operación Artemis: ¡cuántas vidas se salvaron!
La comunidad Yira ‘’Nande’’ es consciente de que, a largo plazo, la responsabilidad de proteger a sus poblaciones concierne al Estado congoleño, y que la ayuda de las potencias extranjeras sólo debe ser puntual. Desgraciadamente, frente a un poder cuya complicidad con los genocidas no necesita más demostración, a los Yira ‘’Nande’’ no les queda más remedio que buscar la protección de Francia, la potencia militar y estratégica mejor ubicada para intervenir sobre el terreno, y en las instancias internacionales, en el cuadro de la responsabilidad de proteger a los más débiles.
Esas poblaciones nada más pueden esperar ya del actual régimen de Kinshasa para detener esa campaña homicida. Es un régimen que, además de las masacres que deja cometer, mantiene conscientemente el caos para agravar la angustia de esas poblaciones tan martirizadas. Por ejemplo, ha comenzado de ese modo a rearmar a las milicias y a otros grupos armados del Este del Congo, como los Nyatura, los APCLS, los Mai-mai Simba de Mambasa, y a crear otros (los Mai-mai Kyaghanda-Yira, el reciclaje de los ex-M23 reforzados por los reclutas del coronel desertor Richard Bisambaza). Siempre en el cuadro de un caos sabiamente mantenido, el mismo régimen de Kinshasa organiza el aflujo de miles de criminales ruandeses sobre el suelo congoleño: más de 60.000 criminales ruandeses implantados a la fuerza por las autoridades en las junglas de Eringeti (Beni), de Tchabi, y de Boga (Ituri), la mayoría de los cuales portan armas ilícitamente para aterrorizar a las poblaciones autóctonas, y obligarlos a abandonar sus tierras.
Enviamos también copia a la Procuraduría General de la Corte Penal Internacional solicitando igualmente que una encuesta internacional de dicha CPI sea diligenciada sobre el terreno, en Beni, para que los responsables de esos crímenes sean identificados, y que las víctimas obtengan justicia y reparación, y que también las familias que han sido expulsadas de sus tierras recuperen sus bienes. La Comunidad Yira ‘’Nande’’ está por supuesto lista para colaborar en las encuestas, y queda a su disposición.
Consideramos, Señor Presidente, que esta encuesta no podrá, sin embargo, producir resultados creíbles hasta que el Ejército francés no se haya desplegado sobre el terreno: es la razón de esta solicitud a la que le rogamos consienta acceder. Quedamos a su entera disposición y estamos listos a encontrarnos con V. E. para explicarle mejor el dolor de nuestras poblaciones.
En espera de su respuesta, le presentamos, Excelentísimo Señor Presidente, nuestros sentimientos de la más alta estima,
Por la Comunidad Yira ‘’Nande’’,
Jacques Mumbere Vithi
Coordinador General de la Comunidad Yira ‘’Nande’’.
Comité Internacional de Pilotaje.
Copias para información:
– Al Señor Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, UN Headquarters, First Avenue at 46th Street, New York, NY 10017, USA;
– Al Señor Jean-Claude Juncker, Presidente del Consejo de la Unión Europea, Rue de la Loi 200, 1040 Bruxelles, Belgique;
– A la Señora Nkosazana Dlamini-Zuma, Presidenta de la Comisión de la Unión Africana, African Union Headquarters, P.O. Box 3243 | Roosvelt Street (Old Airport Area) | W21K19 | Addis Abeba, Ethiopia;
– Al Alto Comisario de la ONU para los Derechos Humanos, Bureau du Haut-Commissariat aux droits de l’homme, Palais des Nations, CH-1211, Genève 10, Suisse;
– A la Señora Fatou Bensouda, Procuradora de la Corte Penal Internacional, Bureau du Procureur, Boîte Postale 19519, 2500 CM, La Haye, Pays-Bas;
– Al Señor Joseph Kabila, Presidente de la República Democrática del Congo, en Kinshasa.
ANNEXO
– Mapa de las zonas de masacres.
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