





Es sorprendente. Parece que las masacres de los congoleños de Beni se habrían vuelto tan banales que la asistencia a las víctimas y la honra a sus memorias están desapareciendo de la mente de las instituciones.
De hecho, mientras quienes padecen siniestros y catástrofes reciben al menos una ayuda simbólica, o incluso promesas, las familias que entierran a sus parientes en Beni con algunos mensajes de compasión y a veces sin un solo gesto.
Últimamente, luego de una cantidad de mansajes de solidaridad que siguió a la masacre del pasado 22 de septiembre, se esperaban acciones, pero sólo se vio una cosa, palabras nada más. Y el colmo de las sorpresas, las delegaciones de alto nivel se suceden en Beni, pero siempre con las manos vacías.
Ninguna asistencia, ni siquiera para las familias que se tuvieron que endeudar con frecuencia para enterrar a sus difuntos, ha sido prevista por el gobernador de la provincia del Nord-Kivu (un antiguo alcalde de Beni), ni por el Jefe del Estado Mayor General de las FARDC, quien representaba sin embargo al ejecutivo nacional, ni por la mega-delegación de la Asamblea Nacional.
Estamos extrañados de esto parezca normal; en Beni no se da nada, ni duelo nacional, ni medidas para poner fin a las matanzas, a pesar de las múltiples recomendaciones y las ruidosas promesas, los resultados son débiles.
Cuando se mata en Ben la RTNC no habla. ¡Ni siquiera una cita en la pantalla de « La Voix du Peuple » tras la matanzas del 22 de septiembre! En otros sitios, duelos nacionales, asistencias, decisiones eficaces… Luego de las reuniones, les elegidos del pueblo no recibieron nada como intervención humanitaria, cuando la situación de las víctimas y la de los desplazados es catastrófica.
Peor aún. Ni siquiera tocan el tema en sus comunicaciones, ni presentan al menos excusas por no acudir a un lugar de duelo provocado por la debilidad de sus instituciones, ni la sombra de una contribución.
Todo esto nos parece injusto.
Por otra parte, en Kisantu, el cuadro es diferente: no sólo se decretó un duelo nacional, sino que las víctimas del incendio fueron inhumadas con los honores y sus familias asistidas. ¿Estaremos en dos países distintos?
Es la cuestión que se plantean los habitantes del Nord-Kivu, y otras además de ésta: ¿cómo es que tantos diputados elegidos en el Nord-Kivu no han exigido que se hiciera al menos un gesto simbólico para consolar a las víctimas al preparar su misión? ¡Es ciertamente extraño!
Jean Louis Ernest Kyaviro
©Beni-Lubero Online.





