





COMPRENDER EL FONDO DE LAS MASACRES DEL ITURI
INTRODUCCIÓN
El fenómeno de las masacres humanas y de la destrucción de pueblos enteros ha vuelto a aparecer en el territorio de Djugu, en el Ituri, con un visible impulso para caldear progresivamente buena parte de esta provincia. El fuego de estas nuevas violencias hacía tiempo estaba bajo las cenizas y no es que sea soplado por los fantasmas del viejo conflicto intercomunitario local, sino más bien por estímulos ampliamente externos a toda voluntad de la población autóctona, que no hace sino constatar con extrañeza la irrupción efectiva de una nueva tragedia desde finales de enero/principios febrero de 2018.
Según nuestras investigaciones, una buena comprensión de la actual tragedia del Ituri debería reportarse sobre todo a puntos tales como los elementos de la génesis de esas violencias, la toma de posición de las autoridades en el poder, las denuncias de las fuerzas vivas de la sociedad civil, la gestión del fenómeno por las fuerzas de seguridad y orden… que parecen ayudar mejor a considerar « quién hace algo y por qué ».
GÉNESIS DEL PROBLEMA
Transferencia de immigrantes de enmascarado origen
En lo corriente del año 2010, un movimiento de inmigración alimentado de por sujetos de expresión « Kinyarwanda » se desencadenó en el eje Nord-Kivu-Ituri, pasando por la región de Beni-Lubero. Grupos de personas, incluso familias enteras, abandonaban el sector de Goma y Bunyakiri, transitaban por Masisi y Rutshuru, antes de llegar a Butembo y a Beni, para aterrizar en un destino final al sur del Ituri, precisamente en Tchabi y en Boga.
Este movimiento conoció una prosperidad excepcional en lo corriente del año 2012-2013, mientras que la rebelión del M23 controlaba grandes porciones de entidades de los territorios congoleños de Rutshuru y Nyiragongo, así como sus fronteras con Ruanda.
Es entonces cuando los investigadores identifican a la mayoría de esos inmigrantes como verdaderos ruandeses, en este caso refugiados Hutu de 1994 que el gobierno de Tanzania había decidido devolver a su territorio. Mientras tanto aquellos inmigrantes que tenían una apariencia de Hutu congoleños no eran otros sino los genocidas y los Interahamwe Hutu ruandeses que los Mai-mai Raia Mutomboki acababan de expulsar de los territorios de Shabunda y de Kalehe (en el Sud-Kivu), así como de los Masisi y Walikale (al Nord-Kivu). Es evidente que, después de veinte años de asilo en la R.D. del Congo, esos ruandeses conocían perfectamente las lenguas locales, tales como el le Lingala, el Mashi, el Kihunde, el Kinande y el Swahili, así como las costumbres de la región hasta ponerse para engañar nombres autóctonos.
Los Hutu ruandeses inmigrantes en la R.D. del Congo son muy animados en esta aventura por Kigali quien los persuade de que sus tierras de reserva se encuentran al Este del vecino Congo; y que los va a ayudar a instalarse allí para un porvenir feliz. Haciendo esto, el presidente de Ruanda nada fuerza él solo, sino en armonía con su homólogo congoleño ya que los inmigrantes ruandeses hallarán ganancia en su movimiento en detrimento de los autóctonos.
¿Por qué se arriesga el Presidente con semejante traición para con la Nación congoleña? La razón es sencilla: se impone un cálculo político para estar bien seguro de mantenerse en el poder más allá de los límites estrictamente fijados por la Constitución de la R.D. del Congo. Por eso no es asunto para él contar sobre los autóctonos que gritan alto su decepción sobre él, de manera que sus sanciones (se trata aquí de los autóctonos) en las próximas urnas se anuncian fuertes.
Por lo tanto, la protección de esos extranjeros (Hutu ruandeses en emigración) es considerada el colmo de la preocupación del poder local. En todos los escalones de la administración pasan las instrucciones de una a otra punta para coordinar y asegurar el desplazamiento y la instalación de esos inmigrantes que más parecen invasores. Se pone todo en obra para garantizar al máximo su seguridad hasta reconocerles derechos que se merecen:
– Se les han entregado tarjetas de electores congoleños, en prioridad con relación a los autóctonos;
– La administración provincial de Goma les concede hojas de ruta colectivas como si fueran congoleños;
– Cuando expolian los campos y las propiedades de los autóctonos en Tchabi y en Boga donde se han instalado, las autoridades provinciales de Bunia amenazan más bien a la población local, que es la víctima, cuando ésta se queja;
– Cuando la población local, lesionada por la invasión de los Diputados del Ituri, reclama que esos extranjeros sean identificados por el Estado congoleño, las autoridades locales minimizan esa preocupación y permanecen indiferentes;
– Por el contrario, dichos invasores son animados por el régimen a reivindicar una entidad administrativa autónoma en contra de los autónomos que les ofrecieron hospitalidad.
Permanencia de la milicia del FRPI en el tiempo y el espacio
En 2004 todos los grupos armados que participaban en la guerra civil y en los conflictos inter-étnicos del Ituri fueron vencidos. Sin embargo, un residuo de la milicia Ngiti, llamado FRPI, se atrincheró en la selva del sur de Irumu, más allá de la localidad de Tcheyi.
Se observa desde entonces una paradoja según la cual este puñado de activistas sigue irreductible, a pesar del fuerte despliegue del Ejército congoleño, sostenido por las tropas de la ONU en el sector del Ituri. Lo mismo que los sucesivos arrestos de parte de Kinshasa de Cobra Matata, el jefe de banda del FRPI, alternando con sus reapariciones súbitas en el maquis de Gethy, siguen siendo una realidad compleja.
Pero el velo de la ambigüedad no cayó hasta que se presentaron pruebas del apoyo del Gobierno congoleño, en armamento y dinero, en favor de la milicia del FRPI. En concreto, el mantenimiento del FRPI en su maquis depende de la voluntad del poder local en el cuadro del secreto sobre le Ituri y el Kivu.
Fuentes del seno de la jerarquía militar congoleña señalan que el FRPI ha sido apoyado constantemente por el régimen de Kabila para servir de « puerta del infierno » sobre el Ituri, tanto como el pretexto de la presencia de los rebeldes ugandeses se volvió un álibi privilegiado para justificar el calvario impuesto a la población inocente de Beni.
Kinshasa organiza un ejército de reserva entre los inmigrantes Hutu de Tchabi
En 2014 el número de inmigrantes Hutu en el Ituri rondaba un número cerano a las 60.000 personas. Se pudo observar la organización de una fuerza de autodefensa en el seno de esta comunidad visitante. Progresivamente se esparcieron los rumores indicando que estos inmigrantes estarían armándose. Este rumor no tardó en confirmarse más tarde al descubrir rondas aéreas que revituallaban entonces a esos Hutu a partir de la pista de aterrizaje de Zunguluke, al sur de Irumu, llevando uniformes militares de la Policía Nacional congoleña, así como armas, a los susodichos inmigrantes.
Mientras que estas masacres inflamaban Beni, se descubrían centros de formación militar en el seno de los campamentos de los inmigrantes Hutu establecidos al sur de Irumu.
El régimen de Kabila fracasa con el encuentro entre el FRPI y los invasores Hutu en el Ituri
Fuentes cercanas al FRPI han desvelado haber recibido de personas interpuestas la solicitud del Presidente dela República pidiendo a los milicianos Ngiti del FRPI que se entendieran con la milicia emboscada en el seno de los inmigrantes Hutu. El seguimiento de esos contactos era efectuado por las autoridades militares, tales como el coronel Rugahi, de las FARDC, en Bunia.
La unión así solicitada se convirtió en la prenda que podría permitir la liberación del coronel Cobra Matata, que se encuentra en manos del poder en Kinshasa hasta estos días. Se le recomendaría persuadir a sus hermanos que se hallan en el maquis del FRPI que se mezclen con los inmigrantes Hutu para ser utilizados por el poder para perturbar la seguridad en el Ituri, como condición de su liberación.
Sin embargo, los milicianos sobre el terreno permanecieron negando categóricamente toda forma de aproximación con esos inmigrantes. Fue este rechazo de colaboración del FRPI lo que debió retrasar el paso a la acción de los genocidas Hutu soltados en el Ituri, a falta del cubrimiento y de la cooperación de los autóctonos. Esto bloqueaba entonces toda salida para el inicio de las masacres tan deseadas como estrategia política de Kinshasa en el Ituri y en el Nord-Kivu.
Este obstáculo encontrado así en la vía del plan de masacre en el Ituri ha estimulado otra estrategia paliativa: los inmigrantes Hutu, queriendo iniciar a toda costa la ejecución de su misión, han intentado muchas veces acciones criminales (matanzas de personas, pillajes de ganado, incursiones…) contra la comunidad de los Bahema del sur, con el fin de hacer creer que los Ngiti estarían provocando una guerra contra los Hema, pero sin éxito. En efecto, los Hema que habían descubierto bien la trampa del poder local prefirieron resignarse para no dar pábilo a la inflamación de la violencia. De ahí este mensaje, a la vez carismático y profético, del jefe Yves Kahwa Panga Mandro, de la jefatura de los Bahema-Banywagi, con ocasión del 30 de junio de 2017, que llamaba a las comunidades « Ituriennes » a obrar por la paz y a evitar caer en la trampa del plan maquiavélico de régimen de Kinshasa.
Entonces el fracaso de los estrategas para poder iniciar esta tragedia para el territorio de Irumu forzará su atención a volverse hacia el territorio de Djugu, apoyándose en la fragilidad de la cohabitación entre los Lendu y los Hema del norte.
LA TOMA DE POSICIÓN DE LAS AUTORIDADES FRENTE A LAS MASACRES Y LAS DESTRUCCIONES MALIGNAS EN EL ITURI
¿Sería importante volver sobre las banalidades que dan hoy lugar al inicio de las violencias vividas estos días en el territorio de Djugu? Sin embargo, lo que es susceptible de llamar la atención de cualquiera es más bien la actitud y la toma de posición observada en cabeza de las autoridades del país, tanto a nivel nacional que provincial, ante la evolución de la tragedia que se está desarrollando, de la que damos aquí algunos trazos descriptivos:
1. Un mensaje del presidente de la CENI que esconde un plan del régimen en el poder
– Adelantándose a todas las instituciones estatales competentes de la seguridad y de la administración, el presidente de la Comisión electoral Nacional Independiente se distinguió por una declaración forzando a aplicar la ocurrencia de la tragedia, que acababa de comenzar, sobre el programa de las elecciones que se esperan para finales del año 2018. En su mensaje del (…), el presidente de la CENI dice claramente que es necesario esperarse a un retraso del calendario electoral, a causa de los acontecimientos que acaban de explotar en Djugu.
– Este mensaje parece ser la traición de un plan evidentemente malsano con el que el poder local golpea, siguiendo su determinación de no permitirle al país acceder a las elecciones reclamadas, si no es a precio de sangre.
– En efecto, es cierto que una triste tragedia se ha declarado en Djugu, en el Ituri, pero que no está sino a sus inicios y el Gobierno y las instituciones no tienen ninguna razón de exagerar la ocurrencia hasta aplicarla falsamente al calendario electoral, para justificar su maquinación de retrasar indefinidamente las elecciones, en un momento en el que, oficialmente, no ha podido ser desplegado ningún esfuerzo en el sentido de una voluntad para hallar una solución al problema surgido.
2. El discurso en Bunia del antiguo Vice-Primer Ministro, y Ministro del Interior, Emmanuel SHADARI
– Estando en el Ituri, en el cuadro de una misión en relación con la tragedia de Djugu, el Sr. Emmanuel SHADARI, en su calidad de Vice-Ministro y Ministro del Interior, tuvo tiempo de palpar los desgraciados acontecimientos que impregnan el territotio de Djugu de masacres masivas y de destrucciones de pueblos enteros.
– Este representante del Gobierno trató de expresar objetivamente sus constataciones, lamentablemente desfavorables a las aspiraciones del sistema político en el poder. ¿Imprudencia o ignorancia del plan maquiavélico en marcha?
– Entre los elementos resaltantes retenidos de la expresión de Shadari, anotamos los siguientes puntos:
* Según él, los asaltantes (matones de civiles inocentes y destructores de aldeas) de Djugu aún no están debidamente identificados. Sin embargo, Kinshasa ya había sonado la trompeta de alerta avisando a la Humanidad sobre la vuelta de la guerra inter-étnica, entre las comunidades Lendu y Hema,en el Ituri.
* El Sr. Shadari va aún más lejos negando incluso explícitamente la existencia de una guerra o de un conflicto inter-étnico en latragedia en curso en Djugu.
– Fuentes próximas al poder local testifican que bastan esas solas declaraciones para sellar el fin de la carrera de Shadari en el puesto de Ministro del Interior. El patrón de su poder y el sistema político que le concedían ese privilegio estiman que acaba de descarrilarse peligrosamente. Vean lo que (si creemos las indiscreciones de los colaboradores de la presidencia congoleña) estaría al fondo de su reemplazo por el Sr. Mova, justo unos días más tarde.
– ¿Por qué Mova? Porque este último ha entendido mejor el juego político en que reposa el poder sobre la manipulación de las milicias y los grupos armados. La Presidencia de la R.D. del Congo estima que Mova gozaría de una experiencia en el momento en que, conduciendo de la delegación de la juventud del PPRD en Bujumbura, fue a acercarse a la milicia IMBONERAKURE sobre la que se apoyan las autoridades políticas del Burundi.
3. Los indicios de la implicación del gobernador del Ituri en la tragedia de Djugu
A nivel provincial, la personalidad que despierta más sospechas en la opinión sobre la responsabilidad del régimen local en la masacres de Djugu es el gobernador de la provincia, el Sr. Jefferson Abdallah Penembaka. Muchos hechos dan testimonio de su responsabilidad directa o indirecta, tal como se puede constatar de manera exhaustiva en los puntos siguientes:
– El retraso de casi dos meses que tomó el gobernador Penembaka para informar explícitamente a la opinión pública de la tragedia que acababa de declarase traiciona una voluntad deliberada de dicha autoridad para guardar silencio cómplice con el fin de dar libre curso al desarrollo de dichos acontecimientos desdichados.
– La protección de los criminales capturados sobre los lugares de las masacres. Policías que vigilaban las zonas siniestradas de las masacres han conseguido interceptar 41 criminales comprobados entre los autores de la tragedia: matanza de inocentes e incendio de aldeas. Esos malhechores fueron llevados a la cabecera de la provincia. Desde entonces, la opinión pública reclama en vano la presentación de los interesados ante la justicia. En el curso de una reunión del comité provincial de seguridad, el gobernador Penembaka ha tratado de convencer a sus colaboradores que no valía la pena precipitarse a interrogar a dichos criminales ya que, según él, estos últimos citarían gentes incontrolables. Desde entonces, algunos se dieron cuenta de que el Sr. Penembaka temía que fuese él mismo desvelado como haciendo parte a los cómplices.
– La desinformación y la mentira deliberadas, mantenidas por el mismo gobernador en las masacres de Djugu y sus balances, como en la conferencia de prensa tenida por esa autoridad el 23 de marzo de 2018 en Bunia, en el curso de la cual declara que no se registró ningún muerto ni incendios en el momento de una incursión de los asaltantes señalada en Maze, una localidad de la cabecera de los Bahema-Nord en el territorio de Djugu; mientras que la sociedad civil y otras fuentes independientes han indicado que hubo al menos seis personas muertas y varias casas incendiadas. Esta tendencia voluntaria a minimizar el balance, que es sin embargo espantoso, de los daños trataría de impedir a la opinión pública concentrar su atención sobre una tragedia, considerada ya una catástrofe humanitaria incontestable, en el territorio de Djugu (más de 200 escuelas están cerradas, los desplazados internos o externos se ven confrontados a una crisis alimenticia y sanitaria indescriptible, varias decenas ellos ya han muerto del cólera, etc.)
– Aún más grave que todo lo que precede es que las investigaciones llevadas a cabo indican que los materiales que sirven como armas blancas en las masacres del territorio Djugu han sido encargadas y compradas bajo la supervisión personal del gobernador Abdallah Penembeka. La encuestas de Benilubero Online han descubierto el circuito de esta operación, a partir de la compra hasta la trayectoria de la expedición y del depósito. Sin dar inmediatamente todos los detalles de esta información, conviene indicar que esta provisión, compuesta de machetes y de clavos, ha sido entregada en el curso de los meses de agosto y septiembre de 2017, como preparación de la tragedia que debía explotar enseguida.
4. Contradicciones en el lenguaje del nuevo Ministro del Interior, Henri MOVA SAKANYI
– El Sr. Mova, a penas instalado en su sillón de Ministro del Interior, sucesor de Shdari, ha inaugurado esta carrera con una misión expresa en el Ituri, en el mes de febrero pasado.
– Una mala impresión impactó a los autóctonos por el hecho de que la bajada de Mova a Bunia coincidiera con la inflamación de las masacres y de los incendios en Djugu, tal como ya ha sido constatado en las siguientes localidades: Katoto, Lonyo, Nyamamba Maze, Fataki, la granja de Bombou, Saikpa, Luna, Luvangira y Bule.
– Contrario a la impresión de Shadari, Mova menciona la existencia de una guerra en la región.
– Unos once días más tarde, el Sr. Minsitro del Interior negará, en el curso de una conferencia de prensa que dará a los periodistas con ocasión de su paso por Goma, que en el Nord-Kivu haya alguna guerra inter-étnica, o conflicto inter-comunitario en Djugu.
– Lo que este oficial trata de mantener en la opinión pública es un clima de confusión que oculte la realidad de la tragedia en Djugu, de manera que el público siga distraído, mientras que la región está consumiéndose en la violencia, de modo que aproveche al poder local, que es el que sacará todos los pretextos posibles, según se presenten las oportunidades.
LAS DENUNCIAS DE LAS FUERZAS VIVAS Y DE LA SOCIEDAD CIVIL
La comunidad « Iturienne » ha estimado insoportables las maniobras y contra-verdades que las autoridades, tanto nacionales como provinciales, mantienen alrededor del flagelo e las masacres que, a partir del territorio de Djugu, paralizan progresivamente la vida en la provincia en general, pero sobre todo en su capital, la ciudad de Bunia.
Se han levantado voces en todos los estratos sociales para denunciar unánimemente la maquinación del poder local que ha encendido de nuevo el fuego en Djugu, con la intención de abrasar toda la provincia, e incluso toda la región, más allá de los límites del Ituri. Entra los mensajes resaltantes, vamos a retener los siguientes:
– La denuncia de la sociedad civil del Ituri
– El mensaje del prelado católico de la diócesis de Bunia
– Las denuncias de los oponentes políticos
– Las denuncias de las comunidades Lendu et Hema.
El régimen el en el poder trata de utilizar las cenizas de los antiguos conflictos, enterradas desde hace alrededor de quince años, como caballo de Troya de su plan maquiavélico sobre el Ituri y el Este del país en general. En efecto, aun denunciando la instrumentalización de un puñado de oportunistas y extremistas de esas dos comunidades, los Lendu y los Hema, no reconocen estar actualmente en conflicto unos contra otros. Para ilustrar esta denuncia, los jóvenes de los Lendu y los de los Hema se han puesto juntos para manifestar ante el gobierno de la provincia, en Bunia, tratando de convencer a la opinión pública de que ya no hay más guerra ni conflicto entre sus comunidades; acusan abiertamente a las autoridades del país de ser los verdaderos mandatarios del flagelo.
Las dos comunidades concernidas desvelan que el presidente Kabila ha podido atrapar en su red a algunos autóctonos a los que ha procurado los medios (financieros y logísticos) para excitar en sus hermanos el odio mutuo y la guerra, pero sin éxito. Los miembros de las dos comunidades han podido identificar a esos individuos Lendu y Hema que traicionaron a sus hermanos. Esos traidores fueron amenazados por sus propios hermanos, y algunos de ellos decidieron buscar asilo en el Ituri a causa del remordimiento.
A nivel de base los miembros de las dos comunidades se mantuvieron muy firmemente comprometidos con el pacto de paz firmado a l final de los conflictos de 1999-2004. Más aún, Hema y Lendu habían sido alertados desde mucho antes del plan malévolo del régimen político local que rumiaba el mantenimiento de la violencia en el Ituri y en el Nord-Kivu, de conformidad con el mensaje que el Honorable Yves Kahwa Panga Mandro, jefe de la colectividad de los Bahema Banywagi, había formulado con ocasión del 30 de junio de 2017.
SE ESTÁ YA AL BORDE DE LA EXTENSIÓN EFECTIVA DE LA TRAGEDIA DE DJUGU HACIA EL TERRITORIO DE MAHAGI, AL NORTE, Y HACIA EL DE IRUMU, AL SUR
Aunque se hayan registrado ya daños importantes en el territorio de Djugu, el plan para activar la guerra entre los Lendu y los Hema parece haber fracasado hasta ahora. En efecto, los Hema, la parte que ha sufrido más pérdidas hasta este momento, ha optado constantemente por la tranquilidad y la resignación, a causa de los líderes que conocen la profundidad del complot de Kinshasa y de Kigali contra el este de la R.D. del Congo.
Los que complotan están actualmente en la fase de cambio de estrategia, exportando la misma tragedia fuera de Djugu, hacia el territorio de Mahagi primero, y luego hacia el sur del territorio de Irumu.
Le 1er Avril 2018, la patrouille des FARDC a intercepté un groupe de quatre ex-M23 à Kadilo, au niveau d’un post de contrôle des militaires congolais, dans la zone de Berunda, une contrée faisant la jonction entre les territoires de Mahagi et de Djugu par la région minière Ces inciviques détenaient trois fusils AK47 avec des munitions. Les personnes ainsi attrapées sont notamment : El 1º de abril de 2018 la patrulla de las FARDC ha interceptado un grupo de cuatro ex-M23 en Kadilo, a nivel de un puesto de control de los militeres congoleños, en la zona de Berunda, una región que hace la unión entre los territorios de Mahagi y de Djugu, por la región minera de Mongbwalu-Mabanga-Mbijo. Esos inciviles tenían tres fusiles AK47 con municiones. Las personas así atrapadas son:
– Sr. Twimana Jean-Paul, originario de Rutshuru;
– Sr. Muvuni Benjamin, originario de Masisi;
– Sr. Nigigena Asumani, originario de Masisi;
– Sr. Sirihimana Alfred, originario de Rutshuru, así como su chofer, de nombre Faustin Wathum.
Estos últimos se dirigían a Berunda, en el cuadro del refuerzo y del reagrupamiento de los ex-M3, de los Rwandophones desplegados en pequeños grupos en esta región con el objetivo de preparar las masacres a partir de la colina de Berunda. Se sirven de la cobertura de los ruandeses que son progresivamente concentrados en Berunda bajo la cobertura de granjeros. Conviene anotar que esos ruandeses tienen exactamente la misma morfología que los Hema, de manera que mucha gente piensa que son Hema.
El objetivo de la misión de estos ex-M23 y de los Rwandophones, es el de provocar a los Lendu de la cabecera de los Walendu Watsi y de la cabecera de los Walendu Pitsi, para acusar a los Hema que han establecido sus propiedades (granjas, concesiones y campos) en Berunda, en vista de excitar a los Lendu de esa región a empezar, a guisa de venganza, la guerra entre los Hema de Berunda y sus alrededores, destruyendo todos sus patrimonios quallí encuentren.
Conviene resaltar que los ex-M23 han conseguido infiltrarse en la región de Berunda, en territorio de Mahagi, con la facilitación a la vez de las autoridades militares pro Kabila del Ituri, tales como el general Rugahi, el general Bonane… y los residuos de los antiguos milicianos de FAPC del general Jérôme Kakwavu (actualmente en Kinshasa), que permiten al ex-M23 extender sus redes hasta Ingbokolo, Ariwara y Kengezi-Base en el territorio de Aru. Un plan correspondiente a la extensión de las violencias hacia los territorios de Mahagi y de Aru está igualmente en marcha para realizar los mismos objetivos en el territorio de Irumu, con el fin de alcanzar el incendio total del Ituri. Pero los detalles del caso de Irumu faltan por investigar.
PROYECTO DE CREACIÓN DEL COMITÉ DE CRISIS PARA EL ITURI
Tal es el final de los esfuerzos del Gobierno congoleño en el mantenimiento de la violencia en el Ituri, llegar a poner en pie un comité de crisis para el Ituri, con vistas a hacer creer a la Nación y al mundo que la situación en el Ituri es extremamente grave y se hace necesario un estado de urgencia. Esta estrategia lleva al mismo Jefe del Estado a salir de Kinshasa para establecerse en Bunia.
El presidente Joseph Kabila ha seleccionado con una estrategia altamente astuta la composición del equipo militar de deberá ponerse a la cabeza de dicho comité de crisis. Los concernidos son exclusivamente originarios del Ituri, seleccionados justamente en el seno de las comunidades presentadas como siendo antagonistas, es decir, los Hema, los Lendu y los Ngiti.
He aquí a los oficiales militares elegidos por Kabila para esta tarea:
– El general Amuli Bahigwa, proveniente de los Hema, quien presidirá el equipo del comité de crisis;
– El general de Brigade Gode, proveniente de los Ngiti;
– El coronel Matthieu Ngujolo, proveniente de los Lendu (ex-FNI);
– Le coronel Justin Lobho, proveniente de los Lendu (ex-FNI);
– Le coronel Dark, proveniente de los Ngiti (ex-FRPI);
– Le coronel Lobho Baraka, proveniente de los Hema del Norte o Gegere (ex-UPC).
En apariencia, este comité de crisis será presentado como un instrumento de pacificación del Ituri. Sin embargo, el fondo de los trámites así iniciados apunta únicamente a utilizar oficiales autóctonos para reforzar en enraizamiento en el poder del Joseph Kabila, allí donde aparece actualmente como totalmente como totalmente renegado.
El pueblo del Ituri, así como todos los demás provenientes del Este del país, no está dispuesto a aceptar tal maquinación, luego de haber comprendido cuánto sadismo es capaz de adoptar el régimen para mantener el poder, tal como ya lo ha constatado a través de la tragedia de Beni, y la de Kasai, antes de desembocar ahora sobre el Ituri. Kabila se debate para instalarse en Bunia, apoyándose sobre las fuerzas extranjeras, en favor de las cuales los oficiales originarios del Ituri, arriba citados, están instruidos para abrirles camino.
De lo que antecede surgen numerosos interrogantes, tales como:
– ¿Cómo pueden oficiales militares salidos de comunidades que se supone son antagonistas ser encargados de apagar el fuego (pacificar) que se enciende sobre las cenizas e sus propios pasados?
– ¿Por qué el Minsiterio de Defensa y la Justicia no pueden colaborar honestamente con el Ministerio del Interior para zanjar los diferendos, al menos si se encuentra alguno que sólo sea eso, manifestando al mismo tiempo una voluntad sólida de restablecer la paz en las zonas turbadas, ya que no le faltan medios al Estado para conseguirlo?
– ¿No habría por ahí una agenda oculta tras la decisión del jefe del Estado de instalarse en Bunia? ¿Será con eso que pretende iniciar el proyecto de balcanización del país cuya promesa hizo a sus benefactores extranjeros?
– ¿Qué oculta la intensificación de los traslados de armamento hacia el Ituri (Bunia), tal como se observó en el curso de estos dos últimos años, y sobre todo en estos días?
_ ¿Qué oculta el régimen sobre las transferencias de los medios Hutu venidos de Ruanda y de Tanzania a la provincia del Ituri? ¿Serían los chivos expiatorios que prepara el Raïs en Ituri con vistas a la organización eventual de violencias para echar a la población del valle de Semiliki con el fin de ofrecer a la compañía petrolera TOTAL el espacio para la explotación del petróleo en el Bloque 3?
CONCLUSIÓN
– Todos los acontecimientos y los hechos descritos más arriba concurren a probar qué tan determinado está Joseph Kabila a prolongar lo más posible su estadía en el poder, a la cabeza del país, por la fuerza y con fondo de violencia.
– Las revelaciones de las encuestas realizadas actualmente sobre el caso preciso del Ituri ayudan a comprender mejor que todos los focos de tensión y las violencias que parecen irreductibles a lo largo del país son verdaderamente mantenidos por el poder local por razones políticas evidentes. Tal es el caso de lsa masacres de Beni, la inseguridad recurrente en Masisi, en Rutshuru, en Lubero, las masacres del Kasaï y, en estos días, las masacres de Djugu en el Ituri.
– El objetivo supremo de tal actitud sádica contra un pueblo, que ha hecho de él lo que hoy es, no es ciertamente la apertura de las elecciones presidenciales, tales como estaban previstas para el 23 de diciembre de 2018.
– En esta misma lógica, el presidente congoleño estaría listo para iniciar la balcanización del país, a partir del ituri, en donde pretende forzar la creación del famoso comité de crisis, asociando oficiales autóctonos a ese plan que lo llevará a venir él mismo a instalarse pronto en Bunia.
Redactado en Bunia, el 15 de abril de 2018
Encuesta realizada por:
TCHELO Justin (Lendu),
Investigador independiente, y
KABAROLE AMOOOTI (Hema)
Evangelista.
©Beni-Lubero Online.





