





Es un auténtico arrollamiento, se precipitan para presentar su candidatura presidencial cuyos contornos, condiciones y demás no están bien definidos. Es una carrera desenfrenada por la suprema magistratura que ha enceguecido a quienes pretendían ser las columnas de la defensa de los intereses del pueblo, hasta volverlos incapaces de darse cuenta del carácter ilusorio de las promesas del dictador que los ha martirizado, a ellos y a todo el pueblo congoleño, durante tan largo tiempo. ¿No es acaso una idiotez colocar el arado delante de los bueyes y pretender que éstos tiren?
Ese es el caso de los famosos líderes de la oposición congoleña que, en lugar de asegurarse de que se dan las condiciones necesarias para tener unas elecciones verdaderamente democráticas y transparentes, se reúnen y se precipitan a ayudar a quienes preparan el fraude y la mascarada para mantener un sistema dictatorial y de depredación a que alcancen sus objetivos con mayor rapidez. Ante estos hachos, habría que preguntarse más bien qué tipo de resultado esperan con la utilización de esa maquinaria de votación cuyo logiciel ya está trucado en favor de quien los ha convocado para asegurarse de su propia victoria. ¿Qué puede esperarse de una Comisión Electoral (CENI) enteramente dedicada al servicio del poder local, y que lucha que perpetuarse en el tiempo y el espacio? ¿Cómo creer en unos escrutinios libres, democráticos, cuando se es testigo cada día de la represión que prepara Joseph Kabila para transformar las operaciones de votación en carnicería de la población?…
Habría que interpelar vivamente la conciencia de todos aquellos que, prestando sus nombres a la oposición y a la defensa de los intereses del pueblo, parecen dejarse arrastrar ciegamente hacia una mascarada que sólo servirá para salvar al verdugo de la Nación que ya se encuentra bien enterrado por su gestión calamitosa de los asuntos públicos y por sus numerosos crímenes. Nos sentimos obligados de interpelarlos personalmente para que sepan que el pueblo los vigila en este tipo de comportamiento.
Moise Katumbi, Felix Tshisekedi, Martin Fayulu, Freddy Matungulu, Vital Kamerhe, Noël Tshiani, Jean Pierre Bemba, Monique Mukuna, no deben perder de vista que todo el pueblo congoleño los observa con la mayor atención. Por supuesto que ir a las elecciones es la preocupación de todo congoleño. Pero el pueblo espera inmediatamente de sus líderes verdaderos actos que supriman toda tentativa de utilizar la maquinaria electoral, de llevar a un verdadero clima de claridad política, de garantizar la libertad de los ciudadanos para responder a la cita de las urnas sin opresión ni represión. Faltar a esta condición indispensable y anterior es acto de engaño para con el pueblo, es continuar abusando de su confianza. Todos esos parámetros constituyen hoy el termómetro con el que se medirá la meritocracia de los futuros dirigentes del país.
Todo mundo se interroga que vacuna habrá inoptizado súbitamente a los opositores a quienes el pueblo consideraba como sus futuros libertadores. Muchas sospechas surgieron de repente, entre otras sobre las razones de su empeño en evolucionar en un sentido que da de nuevo amplio margen a Joseph Kabila y su sistema sobre las fuentes de financiación de sus candidaturas cuando se constata que muchos de entre ellos no sabrían reunir ni siquiera la suma de los $100.000 dólares requeridos para este efecto…
En fin, nunca es demasiado tarde para que esos valerosos combatientes de la oposición se den cuenta y se repongan ante el pueblo que tiene el comando del conteo. Eso sólo es posible respondiendo a las expectativas del pueblo relativas a la contestación de la utilización de la maquinaria electoral en el plan « kabilista » de desestabilizar las elecciones con actos terroristas y represiones, ya que es absolutamente inútil proseguir comportándose de una manera que se acompañe a Kabila y a su sistema en la maniobra de perpetuarse, cuando se tienen todas las pruebas de que unas elecciones libres y transparentes jamás le permitirían obtener el porcentaje de votes necesario de los electores verdaderamente congoleños.
Kazadi Joseph Bondeko
Kinshasa.
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