





El este de la RDC en general, y la región de Beni en particular, se caracterizan desde hace algún tiempo por una constante súper militarización. Aparte de esta realidad, se nota con inquietud la continuación de un despliegue de tropas cada vez más intensivo en el sector, sobre todo a partir del período de aproximación de las elecciones del 23 de diciembre de 2018.
Revelaciones entregadas hoy por personas del entorno de la gestión militar a la cabeza de la jerarquía ayudan a comprender el fondo de esta súper militarización, precisando que los objetivos de dicho despliegue son, entre otros, los siguientes:
1. Acallar la base electoral favorable a la oposición política apuntando especialmente a Beni-Lubero.
Los nuevos soldados que llegan a Beni-Lubero son, según fuentes militares, enviados a esta región para darle un nuevo aire al fenómeno de masacre permanente desde 2014. La comunidad Nande (Yira) está considerada por el régimen de Kinshasa como un enemigo jurado. Por eso, ya sea en Beni-Lubero o en cualquier otra parte del país, los soldados desplegados actualmente no tienen sino una consigna mayor: « cualquier otra persona es tolerable, salvo los Nande, a los que no hay que dejar de matar en cuento se presente la oportunidad ».
2. Privar a la población de Beni-Lubero de participar en las elecciones.
La estrategia es la misma, es decir, inflamar un estado de inseguridad incontrolable. La disponibilidad de dinero del tesoro público ayuda a financiar a los grupos armados que ha creado en la región el gobierno actual para desestabilizar cada vez más a los autóctonos. Todo ocurre como si esos grupos fuesen los dueños del terreno. Sin embargo, la realidad es otra: esos pobres infelices de las milicias, reclutados con frecuencia a disgusto (luego de haber sido apresados) sólo sirven de cobertura a las tropas terroristas que Joseph Kabila lanzó para decimar a la población local. El objetivo de un tal comportamiento consiste en mantener la ciudad bajo la presión de una psicosis de guerra, una guerra virtual y no justificable, sobre todo a un momento en que las celdas de voto se abrirán para acoger a la población en las urnas. Así pues Joseph Kabila ha decidido no permitir a la población de Beni-Lubero que vote, a causa de su celo reclamando un cambio político, y a causa de su apoyo a la oposición política. Por eso, añade la fuente militar, las masacres de Beni deban continuar de una manera aún más intensa que en el pasado. Es un proyecto que busca privar de votar a unos dos millones de electores de la región.
3. Encender de nuevo las masacres en el Ituri.
Mientras se reactivan las armas contra los Nande en la región de Beni, se planifican otras violencias contra el pueblo Hema en el Ituri. Actualmente, innumerables tropas de militares terroristas de Kabila se encaminan hacia el Ituri. El gobierno congoleño las presenta oficialmente como « policías ». El Ituri soportará lo mismo que la vecina región del gran Nord-Kivu. La guerra y la inseguridad que las milicias privadas de Joseph Kabila reiniciarán le procurará a éste una justificación válida para su sueño de suspender las elecciones. Un complot que busca distraer la atención de los congoleños para que se preocupen por una situación de guerra que les será impuesta.
©Beni-Lubero Online.





