





Es el grito de alarma contra los elementos de las FARDC con base en Oïcha y sus alrededores.
¡Hermanos militares, escúchenme, por favor!
Espero que el gobierno congoleño haya tomado la iniciativa de desplegarlos en esta zona que llamen ustedes *triángulo de la muerte*, para combatir a los enemigos que hacían sufrir a la población desde el año 2010. No quiero citar aquí los enormes daños que nuestra Organización de los Derechos Humanos *CRDH* ha documentado.
En mi humilde opinión su presencia aquí es un fuerte signo de la preocupación del Estado congoleño frente a los sufrimientos de toda esta población, víctima de los actos criminales de los rebeldes ugandeses y de otros. No tienen ustedes derecho de olvidar que su misión entra en el cuadro de la misión tradicional del Estado congoleño, que es la de proteger a la población y sus bienes, y no lo contrario.
Me permito saludar la memoria de todos los elementos del orden y de los de la defensa, caídos en plena ejecución de esta misión. Dios no olvidará su sacrificio por este país y por este pueblo. Pero también denuncio los desvíos de algunos de entre ustedes que han desviado esta vocación divina, olvidando que *la vida es sagrada*.
Queridos militares, ¿cómo se puede entender que en el intervalo de un mes hayan matado ustedes a 5 personas civiles inocentes?
A este título recuerdo:
– El 4 de octubre de 2017: Muhindo Mashahuri ha sido asesinado a lado de su parcela cuando regresaba del hospital de visitar a unos enfermos;
– En la noche del 5 al 6 de octubre de 2017: Hemos asistido al triple asesinato de Mumbere Bahati Charité, Kambale Mbarangania, y Ksereka Mukenye, todos del barrio Masosi de Oïcha;
– En la noche del 20 al 21 de noviembre de 2017: otro joven inocente, el señor Kambale Kabuyaya Paulin, de 25 años de edad, asesinado por tres elementos portadores de armas de fuego y con uniformes de las FARDC, hacia las 20 horas.
Nuestra constatación es que todos los que caen son futuros gestores de este país. ¿Cuándo matan usted de este modo a los jóvenes, cuál será la suerte de nuestro país?
¡Por favor, señores militares, nosotros no somos animales para matar! Sepan que Dios les ha confiado una responsabilidad, y es la brindar seguridad a la población y a sus bienes, así como la defensa de la integridad territorial.
En una nación somos todos hermanos y hermanas. ¡No nos comportemos como Caín que mató a su hermano Abel por envidia!
Abogado Jean Paul PALUKU NGAHANGONDI, coordinador nacional de la CRDH.
Dado en Oïcha, el 21/11/2017





