





La profecía de los ríos de sangre en el seno de la nación congoleña es tan antigua como el régimen que e erigió a la cabeza de la República Democrática del Congo desde el alba del tercer milenio. Desde entonces ¿qué podría esperarse mejor de un poder cuya estrategia no reposa sino sobre el reino de la violencia? El país se encuentra bajo e mazo de los dirigentes que usan de toda su experiencia para crear pseudo-rebeliones contra el Estado, a hacer crecer como champiñones grupos armados salvajes, a planificar, organizar, y sostener masacres que buscan el exterminio de sus propios administrados, como si un poder ideal debiese sostenerse sobre las bestias del campo y las aves del cielo, o sobre las algas de las aguas.
Pero la Iglesia católica se desmarca, ya que interpelar a los hombres a respetar el carácter sagrado de la vida humana es una orden, un mandamiento que emana de la voluntad del Creador. Es por esta razón por la que la CENCO no cesa de reafirmar su compromiso profético al servicio de la Nación congoleña.
La Asamblea Episcopal Provincial de Kisangani, fiel a esta misma misión, diseña el cuadro del estao de la sociedad que vive bajo su jurisdicción. Para hacerse ori mejor no puede sino retomar esta orden divina a intención de todo hombre de buena voluntad: « ¡No derramen sangre! » (Gén 37: 22). He aquí el texto integral en PDF del llamado de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Kisangani, reunidos en asamblea ordinaria el 26 de febrero de2018:
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