





El ataque al campo de los cascos azules que tuvo lugar el 7 de diciembre último sobre la carretera Mbau-Kamango, y en el que por lo menos 15 cascos azules fueron muertos y muchos otros heridos, no deja de suscitar cólera e indignación en la opinión pública, tanto nacional como internacional.
Como ya lo habrán seguido por las ondas, unas horas después de los hechos hubo muchas declaraciones que, lejos de aclarar a la opinión sobre la identidad y los objetivos de los asaltantes, no ha cesado de suscitar dudas y preguntas.
Declaraciones contradictorias
En las horas siguientes el portavoz del ejército congoleño afirma que las FARDC perseguían al enemigo y que en este ataque de contraofensiva que siguió fueron muertos 72 asaltantes. Sin embargo, desde el cese de los combates, o sea antes de la llegada de la MONUSCO, ninguna lucha fue señala hasta hoy en esa zona. Tampoco se mostró ningún cuerpo de asaltante, ni se presentó ningún cautivo.
En cuanto a la MONUSCO, ella habla de 53 heridos, de 14 cascos azules tanzanos y de 5 de las FARDC muertos, y de 3 cascos azules desaparecidos. Mientras cerramos este artículo, nos enteramos de que sólo uno acaba de ser hallado. Un día después, un alto oficial con graduación de las FARDC de la operación Sokola 1 afirma que este ataque es la consecuencia de varias cadenas de comando, y denuncia que en el seno de las FARDC de Beni hay unidades que escapan al comando oficial del Ejército, pero que dependen de una red paralela de las FARDC.
La verdadera versión
Benilubero está en medida de entregar hoy la verdadera versión de los hechos. Estos le han sido revelados por uno de los mismos protagonistas de dicho ataque.
Martes 6 de diciembre de 2017: Los oficiales de las FARDC, cuyo campo tiene la base no lejos del campo de los cascos azules, más o menos a unos 700 metros de distancia, telefonean que van a enviar militares a buscar comida, como acostumbran a hacer.
Miércoles 7 de diciembre de 2017:
Hacia las 17:30 llaman a sus compañeros para anunciarles que están en camino. Unos minutos después llegan a borde de un vehículo, bien identificado y conocido por los cascos azules tanzano. Son unos 35. Conocen bien la configuración del campamento. Están acostumbrados a ir allí para reponer vituallas. Los que están de guardia reconocen a algunos. Los dejan entrar. Todo va rápido. Mientras uno de los que hacen guardia está llamando a sus superiores para avisarlos de la llegada de sus « amigos », el vehículo de detiene en el centro del campamento. Un grupo de cinco o seis se dirige hacia las estructuras de comunicación, pasa inmediatamente al ataque, y en un abrir y cerrar de ojos las estructuras de comunicación quedan destruidas y todo el campamento está bajo ataque. Los cascos azules están mejor entrenados que los asaltantes. Consiguen rechazar al enemigo. Unos instantes después llega otro grupo de las FARDC, mientras que los cascos azules continúan rechazando a los asaltantes. ¡Gran sorpresa! Los cascos azules se dan cuenta de que las FARDC llegan para reforzar a los asaltantes. Este refuerzo va a continuar hasta el alba. Cada vez que las unidades atacantes de la FARDC se sienten en posición débil llegan otros para reemplazarlos. Si creemos a un militar de las FARDC que acaba de contactar la redacción de Benilubero, mientras prosiguen los combates, el coronel Papy Kasongo, jefe del regimiento de las FARDC, se comunica inmediatamente con sus superiores para decirles que los ADF han tratado de tomar el campamento de los cascos azules, pero que todo ha vuelto al orden unos minutos después.
Jueves 8 de diciembre de 2017:
La MONUSCO es alertada en las horas matutinas de que uno de sus campamentos fue atacado esa noche. Sin tardar envía refuerzos. A su llegada la consternación es total. Los heridos gimen en el bosque. Cuerpos sin vida yacen por todas partes: 14 cascos azules tanzanos y 5 de las FARDC muertos, entre los que se puede identificar a 3 ruandeses. El campo literalmente pillado. Todos los materiales y los víveres han sido robados. Pero ningún combate ha sido señalado en la zona, y ningún cuerpo de algún llamado ADF-Nalu ha sido hallado. Los heridos dan testimonio y los hechos hablan solos. La MONUSCO está muy molesta. Se limitará a presentar el balance humano.
Un silencio cómplice del Gobierno
¿Por qué las FARDC atacarían a los cascos azules tanzanos? Desde que comenzaron las masacres de Beni, es importante recordar que los cascos azules tanzanos han rendido un pesado tributo. Eso no es un hecho casual. Son víctimas de la determinación de su gobierno de poner fin al caos que reina en el Este de la RDC. Sí, fue gracias al apoyo de la fuerza de intervención rápida de la MONUSCO, compuesta esencialmente de tanzanos, como el coronel Mamadou echó al M23 fuera de las fronteras de la RDC. Esta derrota nunca ha sido digerida por Joseph Kabila y sus amigos quienes, desde el otro día de la derrota, empezaron a montar estrategias de venganza. La determinación de los tanzanos no se detuvo con la derrota del M23. Fue entonces cuando descubrieron, en plenos combates contra los presuntos ADF-Nalu en los alrededores de Eringeti, en diciembre de 2015, que estaban combatiendo contra una coalición de las FARDC-militares ruandeses disfrazados, y apoyados por ciertos elementos de la MONUSCO. A la fecha, el M23 se ha reconstituido. Muchos de sus militares han sido reintegrados en el Ejército por Joseph Kabila y desplegados en los territorios de Beni, especialmente en el triángulo llamado de la muerte, a partir de donde espera hundir a todo el país en el caos, y retardar así las elecciones generales hasta las calendas griegas. Joseph Kabila no ha olvidado la derrota que infligieron los tanzanos a sus aliados del M23. No desea revivir esa experiencia. Y para eso ha dado orden de que los hagan irse antes de pasar al acto. Desde entonces, y ya comprenderán ustedes por qué hasta la fecha, el Gobierno congoleño se quedó callado, y no presentó ni una palabra de condolencia ni al gobierno tanzano, ni a las familias dolientes. El ataque contra el campamento de los cascos azules tanzanos no debe ser visto solamente como un acto de guerra, sino como el inicio de una guerra que Joseph Kabila está determinado a lanzar antes del 21 de diciembre de 2017. Todas las batería están ya puestas en marcha. Benilubero promete a sus lectores entregar todas las informaciones sobre ese asunto en las próximas ediciones.
Homenaje a los cascos azules y al Gobierno tanzanos
Benilubero no puede cerrar este artículo sin saludar la determinación del Gobierno tanzano a hacer suyo el combate del pueblo congoleño contra las fuerzas del mal, sea cual sea al tributo que toque pagar. Esperemos que este ataque no vaya a desanimarlo, sino que va a conseguir reforzar sus tropas hasta llevar a cabo el combate por el que sus hijos e hijas están derramando su sangre. ¡Felicitaciones!
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