





Toda la provincia del Ituri está en consternación. Espantosas matanzas bajo la forma de una guerra han arrancado la vida cruelmente a varias personas, dejando a muchas otras gravemente heridas. Es un suceso que se observa al borde del lago Albert desde el sábado 15 de septiembre, y que ha alcanzado su cima el domingo 16 de septiembre de 2018. Las localidades lacustres que han soportado esta desdicha se sitúan alrededor de Gobu, tratándose precisamente de Muvaramu, Songa 1, Songa 2 y Tara, en el eje litoral norte de Tchomia, en el territorio de Djugu, en la provincia del Ituri.
Violentos ataques han afectado las posiciones del ejército gubernamental, las FARDC, en las citadas regiones. Inmediatamente se ha constatado la utilización intensiva de armas pesadas por ambas partes en combate, causando enormes daños humanos cuyo horror se puede notar mediante las fotos accesibles en estos vínculos (atención a los corazones sensibles): Imagen 1, Imagen 2, Imagen 3.
Revulsiva es entonces la mentira del oficial congoleño que hace créer a la opinión que las FARDC han sido atacadas por milicianos Lendu en el momento en que ninguna persona en el Ituri ignora la identidad de esos criminales que acaban de provocar un baño de sangre tan insoportable, según el plan maquiavélico sabiamente tejido por el régimen de Kinshasa, cuya autoridad moral ha jurado relanzar a toda costa la tragedia en el Ituri. El balance presentado por el cuerpo médico que asiste a las víctimas es espantoso: al menos 16 muertos, de los que 6 son militares leales, al menos 20 heridos graves también; las fotos adjuntas son mucho más elocuentes que cualquier término que pudiésemos utilizar para describir este horror.
Queremos resaltar que los asesinos de nuestros hermanos de este último domingo al borde del lago Albert están bien identificados. Se componen de so compañías de tropas exclusivamente ruandesas que llegaron a Bunia a bordo de dos camiones a la caída de la noche del martes 11 de septiembre. Esos militares ruandeses uniformados como de las FARDC y oficialmente enviados y orientados sobre el Ituri han hecho una escala en Bunia (en la ciudad de Bunia) hasta tarde en la noche, para embarcarse hacia el campo de operaciones hacia la 1 de la mañana. Desde entonces, dichos escuadrones de la muerte continuaban desplegándose, progresando con movimientos nocturnos, bajo la cobertura de sus cómplices instalados como espías por todas partes en el Ituri en el seno de las FARDC, a lo largo de su itinerario. Son esas tropas terroristas del presidente Joseph Kabila y de su amigo Paul Kagame las que, equipadas aún mejor que el ejército gubernamental congoleño en operación en el Ituri, han atacado las posiciones de las FARDC leales para pretender una incursión de las milicias locales (Lendu o Hema). Las imágenes sacadas de estos eventos provocados por esta comedia de mal gusto son insoportables para los corazones sensibles, pero estamos obligados a publicarlas, aunque sea de modo enmascarado, para aquellos que tengan el valor de apreciarlas, a fin de que se conozca la verdad del comportamiento sádico del presidente Kabila contra el pueblo que pretende dirigir.
El mayor cuidado del régimen de Kinshasa consiste en arrastrar al Ituri sobre la escena del mismo tipo de tragedia que la ya montada en la región de Beni. Los actores, el modo de operación y el fondo de las justificaciones de los dramas por las autoridades oficiales son los mismos.
Así pues, todos los notables del Ituri llaman al atención de la opinión pública, tanto nacional como internacional, de que en ninguna parte del Ituri existen conflictos inter-étnicos, ni de las milicias locales activas, contra las fuerzas públicas. Bien al contrario, son elementos salidos del M23, inmigrados ilícitos ruandeses (Hutu y Tutsi), así como los FDLR quienes, apoyados por los seudo-FARDC, están desplegados acá y allá a través de esta provincia para crear focos de inseguridad y guerras civiles, siguiendo las consignas políticas del presidente Joseph Kabila. Estas tropas de fuera de la ley están localizadas, entre otras partes, en Boga, en los alrededores de Ngongo, en Berunda, en Tchabi, etc. Este es un hecho evidente cuyo conocimiento no escapa a ningún vecino del Ituri.
Es urgente llamar a una gran vigilancia de parte del pueblo del Ituri a fin de identificar y distinguir entre los militares oficiales desplegados en sus regiones a los que son verdaderamente leales y los que dependen de la empresa terrorista del presidente Joseph Kabila. Ya que este último no jura sino por la resurrección de la guerra intercomunitaria en el seno de los autóctonos, o sino por todo medio de inseguridad (masacres, barbarismo y terror) que le puedan permitir implantar el caos que necesita para forzar su reinstalación en el Este del país, incluso en Bunia, la capital de la provincia del Ituri, de donde espera dirigir una parte del país cuando haya llevado a cabo su balcanización.
Tibasima Awooli Jackson
Bunia
©Beni-Lubero Online.





