





¿Qué se oculta tras este reclutamiento en el Nord-Kivu?

El Gobernador Paluku-Kahongya Julien ha anunciado oficialmente, a partir del 13 de Diciembre de 2016, el inicio de un reclutamiento que deberá preceder las próximas justas electorales. La precipitación con la que se inicia este reclutamiento en el Nord-Kivu, que se encuentra en un clima de inseguridad particularmente tenso, no es en absoluto una casualidad. Podemos descubrir varias razones que se ocultan tras este motivo, y que ignoran aún la mayoría de nuestros compatriotas.
Veamos algunas:
En 2015, e incluso en 2016, la provincia del Nord-Kivu observaba un fenómeno migratorio de personas con identidad y origen encubiertos que provenían del sur de la provincia, y cuyo flujo inundaba el gran Nord-Kivu (territorio de Beni), y el Ituri, mientras la masacre adquiría una vertiginosa amplitud en la parte de la República que esos nómadas desconocidos preferían como destino final de su desplazamiento. El Gobierno congoleño y todas las instituciones competentes han guardado siempre un extraño silencio sobre este hecho. No se hizo ningún esfuerzo para tomar en cuenta las alertas de los autóctonos que, en varias ocasiones se esforzaron por llamar la atención de la opinión pública sobre este fenómeno cuyo peligro de origen era evidente. Al contrario, el oficial congoleño, a través de los servicios de seguridad y orden, se esforzó en ahogar la voluntad de los habitantes de Beni-Lubero y del Ituri, a hacer revelar toda la verdad sobre este sospechoso movimiento migratorio que canalizaba a los desconocidos imponiéndolos en un medio en detrimento de los autóctonos, y todo eso con una protección oficial no reconocida por el oficial.
La población local y la policía, ya que ésta debía ejecutar los decretos dictados por la jerarquíaa diferentes escalas, para una estricta protección de los inmigrantes « clandestinos ». Las pruebas abundan por otra parte, para probar que esos intereses no eran congoleños en absoluto. En efecto, eran incapaces de decir con precisión de dónde venían, ni de describir exactamente su destino final. En todo aparecían como visitantes extranjeros totalmente desubicados. El ejército y la administración pública del Nord-Kivu y del Ituri, según sus propios testimonios, han confirmado repetidas veces la complicidad de las autoridades del país en esta maniobra, sin que desvelen por eso los nexos políticos.
En el Nord-Kivu, el Gobernador Julien Paluku se erigió como abogado de los clandestinos, y trató en vano de probar que eran ciudadanos congoleños que buscaban tierras de labranza. En el Ituri, mientras tanto, el Gobernador Abdallah Penembaka ponía en guardia a los Hema, los Ngiti, y los Nyali (cuyo territorio se encontraba progresivamente invadido por dichos inmigrantes), contra toda actitud negativa en contra de la instalación en el lugar de esos desplazados, bajo pena de atraerse las furias del Gobierno central. La señora Administradora del territorio de Irumu, en Ituri, que trataba de alzar la voz para exigir su identificación entre sus administrados, fue ahogada magistralmente por su jerarquía. Sin embargo, todas esas maniobras de presión y de opresión se manifestaron impotentes para contener la ira ascendente en la opinión en el gran Nord-Kivu y en Ituri.
Fue así como el Gobernador de la provincia del Nord-Kivu, el señor Julien Paluku, para bajar la tensión, publicó una circular suspendiendo todo « movimiento sospechoso » de las poblaciones del sur hacia el norte de la provincia. Eso sólo fue un engaño. Ya que, simultáneamente, la misma autoridad tuvo que decretar un cubre-fuego sobre Beni y Butembo (la operación 18h), imponiendo una restricción a la circulación de los autóctonos, obligados a encerrarse en sus casas ya a partir de las 18 horas. Fue una estrategia genial, obligando a en adelante a nuestros inmigrantes clandestinos a confirmar su « clandestinidad » atravesando la zona de vigilancia Nande (Beni-Lubero) de noche, al abrigo de cualquier molesto testigo. En efecto, Julien Paluku sabía exactamente qué comedia representaba.
De modo que varios interrogantes dejan perplejos los espíritus sobre esos desconocidos inmigrantes. Todos pretenden buscar fincas de labranza en Eringeti (territorio de Beni), y en Tchabi (en Ituri). La mayor pregunta que jamás ha recibido respuesta, ni de parte de los interesados ni de las autoridades congoleñas que los encubren, consiste en preguntarse con qué lógica esos inmigrantes pretenden buscar tierras prósperas en una zona que está, sin embargo, sometida a las masacres, al degollamiento de seres humanos por sus semejantes, a la inseguridad recurrente a causa de la guerra permanente contra los presuntos rebeldes ugandeses ADF… allí done ni siquiera el ejército nacional consigue garantizar la seguridad de sus compatriotas. Además, ¿quiénes son realmente esas personas en movimiento migratorio hacia el gran Nord-Kivu y el Ituri, de dónde vienen precisamente?
Ciertamente, el oficial congoleño tiene todo el interés en permanecer callado sobre esas preguntas. Sin embargo, investigaciones precisas prueban que los susodichos inmigrantes son refugiados ruandeses que han sido traídos a la República del Congo por las autoridades en el poder en Kinshasa, con un plan bien determinado.
Se trata de un plan de desestabilización del pueblo Nande en todos los dominios de la vida. Esto apunta a su debilitación demográfica, a la destrucción de su red económica, y a la desorganización de su armonía cultural, provocando su desestabilización social. Es por esa razón, por ejemplo, que al instalarse en Tchabi y en Boga, en Ituri, esos inmigrantes cuya lengua es el kinyarwanda, se esfuerzan en aprender el kinande, y se atribuyen nombres Nande para hacerse pasar por ciudadanos Nande ante los autóctonos. De este modo, todas las malas acciones que cometan serán atribuidas ipso facto al pueblo Nande y, en consecuencia, atraerán el rechazo de las demás comunidades hacia los Nande en todas partes donde han escogido realizar sus actividades, fuera del espacio de Beni-Lubero.
Así, al principio, los Hema y los Nyali pensaron enseguida que eran los Nande quienes los invadían, de modo que esas comunidades se preparaban ya a una guerra contra los Nande. Más aún, esos intrusos poseen falsas tarjetas electorales congoleñas, completamente nuevas (nada de duplicados, sólo originales), en momentos en que por ninguna parte la CENI ha declarado una operación de alistamiento entre 2011 y 2016. Una vez más, incluso esas tarjetas están falsamente llenas de nombres Nande al lado de otros que sí han conservado la identidad kinyarwanda de sus dueños. Otros inmigrantes, desprovistos de cualquier referencia de identificación específica, exhiben sólo una hoja de ruta colectiva, casi siempre mostrando una dudosa autenticidad.
Por otra parte, sin que sean identificados en el plano de la nacionalidad, ni del origen comunitario, esos invasores lanzan un desafío a los autóctonos al reivindicar identidades administrativas (agrupamientos y colectividades) propios. Además, en Tchabi, por ejemplo, es inquietante constatar que el número de los dichos inmigrantes aplasta ya al de los autóctonos Nyali, cuya suerte se halla actualmente en la incertidumbre, a causa de la ausencia total de protección por parte de las autoridades del país en su favor. También ahí las instancias jerárquicas del país continúan guardando un silencio culpable, en lugar de desanimarlos.
Hace mucho tiempo que Benilubero.com posee informaciones que hablan de un plan de Kabila para reconstituir un feudo electoral en el Kivu-Ituri, basándose en un sistema de « repoblamiento » con entidades y personas para « importar ». La reserva de donde debería sacarlos es precisamente el medio de los refugiados ruandeses dispersos por el mundo, pero especialmente acantonados en la sub región de los Grandes Lagos. Razón por la que todas esas seudo rebeliones que él hacía surgir a partir del Este del país (tal es el caso del CNDP, y del M23) se apasionaban prioritariamente por las reivindicaciones relativas a la repatriación de los refugiados, sabiendo que el puñado de refugiados ruandáfonos, realmente congoleños, se convertirían en un caballo de Troya que atraería a la RDC a millares de verdaderos ruandeses, a los que él desea convertir oficiosamente en congoleños, por sus intereses políticos.
Desafortunadamente para él, este plan chocó siempre contra un obstáculo irremediable, cuando oficialmente el Gobierno congoleño (ignorante de ese plan mafioso) exigía la identificación previa de los refugiados repatriados. Ya que muchos falsos refugiados, declarándose congoleños serían incapaces de inventar una referencia histórica sobre el territorio nacional congoleño, tal como se pudo observar igualmente durante los alistamientos de 2006 y de 2011, cuando algunos intrusos, candidatos al alistamiento en Goma, indicaban su origen de Rubavu (es decir, de Gisenyi, o sea en Ruanda).
Fue pues este fracaso el que provocó el plan de infiltración o inmigración clandestina que se observa estos días a través del fenómeno de movimiento de desconocidos hacia Beni e Ituri, a título de medio paliativo. Los refugiados ruandeses expulsados de Tanzania han sido recuperados por Kabila para realizar su sueño político en la RD del Congo. La CENI de Nanga ha sido instruida para que haga la diligencia de alistar a esos desconocidos, al abrigo de toda otra forma de identificación previa, que pudiera hacer sospechar su identidad extranjera. Ésta es la razón real que motiva a Nanga para precipitar la operación de alistamiento en el Nord-Kivu.
En condiciones razonables, con honestidad, el Nord-Kivu, en su estado de seguridad actual, no podría reflejar una prioridad, en relación con otros lugares del país, si se piensa en el alistamiento militar de los ciudadanos. En efecto, en Beni las masacres han expulsado de sus tierras y de sus puntos de referencia a la mayoría de los campesinos; lo mismo en Butembo y en sus contornos la guerra alcanza cada vez mayor amplitud; en el sur de Lubero y en los territorios de Rutshuru y una parte de Masisi la inseguridad crónica ha impulsado a las multitudes en un movimiento incesante de desplazamientos. Paradoja, los desconocidos son quienes se instalan en sus tierras, entidades desiertas pues los compatriotas son echados de ellas por las masacres, guerras e inseguridad provocadas (el caso de Beni, sur de Lubero, etc.). Por consiguiente, son esos extranjeros quienes serán alistados en lugar de los autóctonos. Así pues, el plan Kabila se realiza sobre el rastro de crímenes que diezman a los ciudadanos congoleños. Ese reclutamiento ilícito bastaría para dotar a millares de extranjeros de la nacionalidad congoleña (algo nocivo para los nacionales) en Tchabi (Ituri), Boga (Ituri), en Beni, en Lubero, Rutshuru, Masisi, y Nyiragongo.
Todas las opiniones fueron testigos del hecho de que el Gobernador del Nord-Kivu había dado la apariencia de suspender el movimiento de las personas desconocidas hacia el norte de la provincia, y que, paralelamente a esta decisión oficial, ha elegido sin embargo deliberadamente no asegurar la prosecución de esta disposición. Por consiguiente, dicho movimiento sospechoso de personas desconocidas prosigue normalmente hasta este instante. En esto no se trata ciertamente de incompetencia, sino más bien de complicidad.
Otra razón de la precipitación del alistamiento, justo a la víspera del 19 de Diciembre de 2016, consiste en desviar la atención de las masas populares sobre la expiración del mandato del Jefe del Estado. Kabila y su esfera política saben que el pueblo está en la ilusión de ir a las elecciones lo más rápido posible. Han sondeado así que cada ciudadano está convencido de que no podrá votar, si no posee una tarjeta electoral válida, es decir, actualizada según las disposiciones administrativas del momento. Había que lanzar también con fasto el proceso de alistamiento, justo la víspera del 19 de Diciembre, para que concentrándose en eso, las masas populares se aparten de sus programas de manifestación sobre el « ¡Kabila, tarjeta roja! ». E incluso en ese cuadro, el lanzamiento del alistamiento no se considera en absoluto como prueba suficiente de la voluntad de Kabila de dar curso libre a las tan esperadas elecciones, sino sencillamente una distracción para ganar más días suplementarios a su expirante mandato. El entendimiento de los congoleños demasiado confundidos no puede llegar a comprender esta regla del juego astuta, cuando los kabilistas multiplican sus propósitos pretendiendo estar determinados a organizar las elecciones lo antes possible.
En el Nord-Kivu, el alistamiento precipitado es un complot del gobierno contra la alternancia en el poder, contra la soberanía nacional, y contra la integridad del país. En efecto, se pone todo en obra para apartar a unos (especialmente al pueblo Nande) del concierto nacional, para favorecer a otros que habrán sido preparados para reclamar muy pronto la autonomía del Kivu, según el sueño del Presidente Kabila y sus cómplices, donde podrán perennizar indefinidamente su poder. Eso es lo que se desprende de las masacres y genocidios contra los Nande, que se extienden ya hasta el territorio de Rutshuru, si se comprenden bien los sucesos de las matanzas del 21 y 22 de Diciembre último, en Bwalanda, en la jefatura de Bwito, en el territorio de Rutshuru.
En este contexto, ¿qué tipo de porvenir se le prepara al Nord-Kivu?
Es imperativo poner en pie inmediatamente un sistema de identificación apropiado para solucionar honesta y objetivamente la cuestión geo-social en el Kivu. Sino esta región seguirá caracterizada como un polvorín, cuya amplitud es creciente, alcanzando dimensiones que no se podrán dominar en los 10, 20, incluso 30 años a venir. En efecto, Kabila, como todo hombre, pasará. Pero habrá dejado tras él un diluvio, un desastre inimaginable, para el Kivu, y para la RD del Congo.
« Se entiende así el grave peligro de toda prolongación del poder de Joseph Kabila. Los congoleños dignos de este nombre deben rehusar toda forma de transición. En efecto, a la vista de lo que pasa en el Kivu-Ituri, toda transición más allá de Diciembre de 2016, daría tiempo y medios al gobierno congoleño que es, con toda evidencia, cómplice de la ocupación ruandesa del Kivu-Ituri en curso » (Padre Vincent Machozi, el 19 de Marzo de 2016, palabras que le costaron su asesinato al día siguiente).
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